domingo, 22 de diciembre de 2024

Propuesta: Mejora en la transversalización del enfoque intercultural

Propuesta de Mejora en la Transversalización del Enfoque Intercultural


INTRODUCCIÓN

Dando continuidad a la evaluación parcial que presentamos, la intención que tiene este trabajo es de exponer algunos elementos que podrían ayudar, desde un enfoque intercultural, a la metodología de transversalización en la elaboración de proyectos de desarrollo, pero específicamente, para la Amazonía.

Para tal motivo, vamos a revisar la propuesta elaborada por GIZ1. No solo analizaremos de manera crítica las etapas de la metodología que presenta GIZ, sino también, recorreremos algunos conceptos que nos ayudarán a profundizar nuestra propuesta. Además, nos basaremos en la dinámica misionera que realiza la Iglesia Católica a través de sus agentes pastorales que han dejado un legado muy valioso viviendo entre los pueblos indígenas. Es importante considerar como, de manera creativa, la labor misionera de la Iglesia nos puede brindar valiosos elementos para elaborar proyectos con un fuerte enfoque intercultural. A lo largo de la historia, se puede verificar los aportes de la Iglesia Católica en los procesos de organización, gestión, planificación y acompañamiento que realiza en su labor misionera y pastoral a los pueblos indígenas en la Amazonía peruana.

Pueblo Napuruna (foto: Roberto Carrasco)

Considerando que este Diplomado de Interculturalidad y Pueblos Indígenas Amazónicos tiene un carácter interdisciplinar, estamos convencidos que los aprendizajes obtenidos en este encuentro entre la Teología de la Misión y la interculturalidad pueden ofrecer criterios que en su aplicabilidad, la misión de la Iglesia en la Amazonía ya viene trabajando hace más de 100 años.


¿POR QUÉ UN ENFOQUE DE INTERCULTURALIDAD EN LA ELABORACIÓN DE PROYECTOS DE DESARROLLO EN AMAZONÍA?

GIZ nos presenta dos argumentos: el normativo y el funcional2. Pero además, está el argumento de corresponsabilidad. Cuando se encuentran los derechos individuales y colectivos frente a la propuesta de los Planes de Vida de los Pueblos Indígenas3, esto permitiría no solo el reconocimiento de las diferencias, sino que después de iniciar un proceso de diálogo intercultural, puedan lograrse dos aspectos claves: por parte del Estado, el compromiso directo de asumir la propuesta del Buen Vivir de los pueblos amazónicos y, por parte de los pueblos indígenas, el compromiso directo de coordinar con las instancias del Estado todo lo que se refiere a la gobernanza y la gobernabilidad.

Porque un enfoque de interculturalidad tiene una profunda relación con la vida misma de los pueblos amazónicos. La puesta en práctica de este enfoque podría ayudar a la desconcentración del poder y los procesos de descentralización del poder del Estado. Ya que la interculturalidad toca la vida de cada persona, de cada pueblo, de cada nación en la Amazonía. Aquí es importante subrayar las palabras de Maria Heise cuando afirma que

la interculturalidad es la situación de respeto, tolerancia, intercambio y diálogo productivo entre los diferentes grupos étnicos y culturales, en el que cada uno aporta a los otros. Es la solución al problema de choque de culturas, a la pérdida de identidad, marginación y olvido. La interculturalidad es la meta a la que debe aspirar y por la que debe trabajar todo demócrata que busca la igualdad de consideraciones y derechos en la diversidad de culturas4

Además, la interculturalidad es un proyecto que convoca a todos. Su  fin no es sólo la transformación social o política, sino también la transformación de las estructuras de pensar, actuar, soñar, estar, amar y vivir5. Entonces, en el proceso de elaboración de proyectos de desarrollo para la Amazonía, insistir en un enfoque intercultural con tinte amazónico, más que necesario, es fundamental. Pues bien

la interculturalidad nos abre a nuestros problemas desde el punto de vista del otro, y a los problemas del otro desde las categorías de nuestra cultura. Y una vez hecho el contacto con el otro empezamos a amarlo y llegamos así a una segunda reflexión: la interculturalidad no solo nos ofrece diversas respuestas, sino que nos plantea nuevas preguntas, puesto que empezamos a ver la problemática de una manera diferente6

En fin, al elaborar un proyecto de desarrollo en Amazonía, cabría muy bien que el Estado y los pueblos indígenas se preguntaran: ¿cuál sería el mejor modo de trabajar? Esto implica reconocer que estoy abierto a aprender del otro.

¿Pero por qué este énfasis de que los pueblos indígenas participen en este proceso de elaboración de un proyecto de desarrollo para la Amazonía con enfoque intercultural? Porque la participación es un derecho colectivo por naturaleza. Es sabido que, en las comunidades de la Amazonía, por ejemplo, las personas han exigido históricamente ser reconocidas, a la vez, como “indígenas” y “ciudadanas o ciudadanos peruanos”7. Entonces, si se les reconoce como ciudadanos, el Estado está obligado por ley a custodiar los derechos individuales de cada ciudadano y los derechos colectivos de cada pueblo indígena. Siguiendo a Fuller, apostaremos por la construcción del concepto “ciudadanía intercultural”, no como un ideal ético y político, sino como un concepto que no solo abarque derechos individuales sino también derechos culturales específicos de cada grupo, como la lengua, las tradiciones y las formas de organización social8. Esto se lograría, por supuesto, asumiendo el diálogo intercultural como herramienta para lograr dar pasos en la elaboración de un proyecto de desarrollo con enfoque intercultural.

Recordemos que en el Perú se ha comenzado a tratar el tema de la identidad indígena a partir de la ley de consulta previa, el año 2011. Luego, en el Censo Nacional de 2017 se incluyó una pregunta sobre la autoidentificación9. Por eso, uno de los roles que tiene un estado moderno en medio de este proceso de identificación es el de asignar recursos y estatus a unos u otros grupos sociales10

La concepción que se tiene del ciudadano que habita la Amazonía ha ido cambiando muy rápidamente desde la puesta en práctica en el Perú de la ley de consulta previa. Pues bien, superar el estereotipo del “indio” ruralizado y útil, para dar paso a un ciudadano protagonista de su propia historia, como pueblo, es un proceso social y político que un estado moderno está llamado a enfrentar. Tratar como ciudadano a una persona que habita una comunidad nativa o campesina o pueblo indígena es, sin duda, reivindicar sus derechos frente al Estado y a cualquier grupo de poder. Un estado moderno debe prestar atención al rol que tiene la cultura y su papel en la economía del país11.

¿Pero cuál es el aporte específico de los pueblos indígenas en la elaboración de un proyecto de desarrollo con enfoque intercultural? Es el Buen Vivir. A saber, si revisamos los Planes de Vida denota que toda su visión gira en torno al Buen Vivir. A todo esto, ¿será que el concepto ‘desarrollo’ es compatible con el concepto interculturalidad? Es por tanto, necesario considerar el Plan de Vida. En definitiva, no solo conocerlo, atenderlo o escucharlo, es adaptarlo a las políticas sociales y a toda herramienta de gestión, asumiendo la propuesta de los pueblos indígenas. Con ello se pone en práctica el ejercicio de la cogestión. Aquí juega un papel fundamental la comunicación intercultural. Se trata de ver con los otros12.

Ya GIZ lo advertía cuando afirmaba que el enfoque de interculturalidad cuando se articula con otros enfoques, amplía nuestra manera de ver y analizar una realidad tan compleja. Esto permitirá un mejor uso de estrategias13.

De esta manera, al asumir el Buen Vivir que, según sostienen Pastrana y Lowe es una corriente crítica no sólo al desarrollo sino al desarrollo sostenible, se enriquecen las miradas. El desarrollo sostenible, encubre las asimetrías en las relaciones de poder ya que opera dentro de las lógicas capitalistas donde domina la dimensión económica por sobre la social y la ambiental. Por eso el Buen Vivir, al agrupar concepciones y prácticas ancestrales y alternativas en referencia a las relaciones humanas con el ambiente, reivindica transformaciones en el modelo capitalista y en las relaciones de poder desiguales que lo sostienen, resolviendo las tensiones entre el desarrollo económico, la inclusión social y la protección ambiental.14


ANÁLISIS CRÍTICO

En base a la crítica ya realizada en la evaluación parcial consideramos importante enriquecer el enfoque de interculturalidad del GIZ desde tres perspectivas: la comunicación intercultural, la competencia intercultural como actitud y el diálogo dialógico.

GIZ presenta el principio de interculturalidad como la “base para establecer relaciones de confianza, reconocimiento mutuo, comunicación efectiva, diálogo, debate, aprendizaje e intercambio”15. Aquí está ausente el tema de la comunicación intercultural, que no es lo mismo cuando se habla de comunicación efectiva. La comunicación intercultural, en definitiva, es ver con los otros16.

Si observamos cómo Bernd Kupka define competencia, vemos que utiliza la palabra habilidad. Pero más que habilidad, para nosotros se trata de una actitud, que es la que nos lleva a asumir el proceso de adaptación, como parte elemental de la interculturalidad. Lo que propone Kupka, probablemente funciona en la ciudad, pero en un contexto como el amazónico podría que no. La competencia vista como una actitud ha sido ya asumida en la práctica misionera, como lo habíamos anunciado en la introducción, una forma de ser y estar entre los pueblos indígenas de la Amazonía. Entonces, adaptarse al ritmo de los pueblos amazónicos es un elemento a considerar en la elaboración de un proyecto de desarrollo con enfoque intercultural.

Con respecto al diálogo intercultural nos preguntamos si lo que propone GIZ ¿es realmente un verdadero diálogo intercultural?17 O bien queda sólo en la retórica. En la práctica, los ciudadanos que habitan la Amazonía saben identificar cuando se realiza el diálogo, y esto porque el valor de la confianza y la apertura aparecen en dicho proceso. Por eso vemos en el diálogo dialogal el verdadero diálogo intercultural ya que supera al diálogo dialéctico al fundamentarse en una auténtica confianza recíproca en el otro.18

Otro elemento a considerar, y ya lo hemos señalado anteriormente, es el valor de la participación. Recordemos que la participación es un derecho colectivo que logra trascender en el corazón de los pueblos indígenas. Para los que habitan la Amazonía, la palabra hablada tiene fuerza, es creíble, se la escucha, se la respeta. Si aprendemos de las prácticas de como se realizan sus asambleas, nos daremos cuenta que tanto el varón como la mujer, todos tienen algo que decir. Nadie se queda sin participar. Con la participación de todos se llega, incluso, a elaborar un Plan de Vida o una Agenda Política que represente tanto los intereses y las preocupaciones como las propuestas que tienen desde la visión contenidas en el Buen Vivir.

Por ende, si seguimos la lógica de Kupka, es evidente que un estado moderno no busca o quiere intentar satisfacer mutuamente necesidades de reconocimiento, afecto y participación. ¿Qué pretende realmente el Estado en este proceso de participación? Aún así nos seguimos preguntando, ¿dónde quedan las agendas políticas elaboradas por los pueblos indígenas? Cuando nos encontramos con un proyecto de desarrollo con enfoque intercultural tendríamos que darnos cuenta que en él se deja ver el plan de vida.

A continuación, consideramos que una gran fortaleza de esta metodología GIZ es intentar transversalizar el enfoque intercultural en proyectos de desarrollo, pero un proyecto basado en la lógica del mercado capitalista, que no siempre concuerda con los valores que encontramos en los pueblos de la Amazonía. Sin embargo, en esa fortaleza se encuentra su mayor limitación. No es posible un verdadero proyecto que busque la vida de los pueblos indígenas y que por lo tanto sea intercultural desde la lógica del desarrollo occidental. Encima, nos volvemos a preguntar: ¿será que el concepto ‘desarrollo’ es compatible con el concepto interculturalidad? La comprensión del concepto ‘desarrollo’ es distinta tanto en las culturas indígenas como en los demás pueblos de occidente. No quisiéramos caer en este escalofrío visual19 cuando se trate de comprender la interculturalidad.

Por lo tanto, es sumamente importante asumir como punto de partida, para la elaboración de un proyecto de desarrollo con enfoque intercultural, lo que la interculturalidad crítica nos exige.20 


PROPUESTA DE MEJORA

Desde el fortalecimiento de la participación indígena

Si la participación es un derecho colectivo por naturaleza, entonces, los Planes de Vida serían el resultado de esa participación deseada por todos. Cada participante es incluído en el proceso. 

Tubino señala dos tipos de inclusión: la interna y la externa. En lo que se refiere a la inclusión interna, se sugiere fomentar “contextos de interacción y comunicación basados en el reconocimiento recíproco, el diálogo intercultural y la igualdad política al interior de los mismos espacios de participación”. Por eso, “no hay inclusión interna si los espacios de participación pública son monoculturales y monolingües. No son públicos si no están abiertos a múltiples formas de deliberación intercultural y si no permiten la institucionalización del diálogo intercultural”.21 Mientras que la inclusión externa se refiere a “inclusión de los individuos en los procedimientos de deliberación y decisión pública”.22 

Como mecanismo para integrar la participación de los pueblos indígenas en cada etapa del ciclo de proyecto, siguiendo a Tubino, sugerimos:

que desde la etapa del conocer y comprender hasta la etapa del informar y comunicar las intervenciones propuestas se diseñen incorporando en pie de igualdad a las personas que intervendrán en el diseño, la implementación y la ejecución de las actividades del proyecto.
que en cada etapa se incorporen las narrativas, relatos y testimonios de las personas implicadas en el proyecto y que no solo prevalezcan los argumentos técnicos o expertos. 
que todas las personas implicadas sean igualmente protagonistas en los espacios de deliberación y discusión.
que no haya excluidos en las conversaciones entre los proponentes y las personas a quienes dirigen sus actividades.23

Aquí mencionaremos a Luis Bolla. Se trata de un misionero italiano que vivió entre los Achuar -del Perú y del Ecuador- un poco más de 60 años. En su diario personal, Bolla mencionó dos elementos que están acorde con lo que señala Tubino: no se trata de que imponga mi cultura, sino de fortalecer la cultura y la identidad de ellos.24 De allí la importancia de conocer y asumir otra cultura y de mantener y conservar la lengua. Cuando las narrativas son comprendidas en la lengua indígena, no solo ellos lograrían comprender el asunto en cuestión, sino que esto se convertiría en una exigencia para que el funcionario del Estado sepa comunicarse en la lengua indígena del pueblo. Con el uso de la lengua, las decisiones, las conversaciones, las discusiones, las deliberaciones, en definitiva, con la ayuda del diálogo intercultural, se propondría  una ruta a seguir.

A todo esto, la participación de representantes indígenas desde el inicio del proceso es más que fundamental. Sugerimos que se pueda trabajar en una propuesta de ley de participación ciudadana con enfoque intercultural, pero amazónico, porque los contextos en Amazonía son diferentes, con respecto a los Andes y a la capital del país.  

(Foto: Christian Castillejo)

Desde el enriquecimiento del enfoque intercultural:

Aquí haremos mención a otro importante misionero de la Amazonía peruana, Juan Marcos Mercier, quien vivió durante unos treinta años junto al pueblo kichwa del río Napo (frontera entre el Perú y Ecuador), nos referimos al pueblo de los naporunas. En la década del 70, Mercier dió inicio al Programa de Educación Bilingüe Intercultural del Alto Napo (PEBIAN). Se trata de la primera experiencia de Educación Bilingüe Intercultural en la Amazonía peruana. Asumiendo la propuesta de Mercier, planteamos que todo proyecto de desarrollo que involucre a los pueblos indígenas de la Amazonía garantice la exigencia de una interculturalidad crítica:

Formar hombres críticos y libres que, valorando su propia cultura, sean capaces de comunicarse y dialogar con las otras culturas, sin perder su propia identidad.
Ayudar al cambio estructural necesario para terminar con la marginación del indígena.25

Un enfoque intercultural está llamado a romper con estereotipos que impiden la comunicación intercultural. Hay todavía ciertas percepciones que impiden el diálogo intercultural. Por ejemplo, un programa de desarrollo con enfoque intercultural crítico tiene que aprender a mirar al otro no como salvajes, sino como indígenas, como seres humanos que merecen respeto. Esta es una condición de justicia. Los pueblos indígenas merecen respeto, y se les tiene que escuchar, ojalá en su lengua materna. Frente a una situación como esta, el misionero Juan Bottasso nos da un testimonio sobre la mirada que tenía Luis Bolla acerca de los Achuar:

Él no sólo dejó de considerar a los Achuar como “salvajes”, sino que llegó a verlos –y lo repite varias veces en sus escritos– como un pueblo de los más nobles.26

Se trata, entonces, de que la interculturalidad abra nuevos caminos, donde las convicciones del Estado, pero también las convicciones de los pueblos, junto a las motivaciones, puedan engranar.27 Esto implica asumir el desafío del diálogo intercultural. 

La transversalización del enfoque intercultural tiene que insistir no sólo en un diálogo efectivo sino en un diálogo intercultural. Un estado moderno cuando llega al territorio, tendría que asumir la condición de huésped, no como neocolonizador. 

Revisando el diario de Luis Bolla nos encontramos con una propuesta de diálogo intercultural ejercitado por Yánkuam´ (así lo llamaban los Achuar a Luis Bolla):

tratando de no imponer mi cultura; fortaleciendo su cultura e identidad, y  ayudándolos a enfrentarse con la cultura envolvente más fuerte de los shuar y de los blancos mestizos, sin perder su propio nombre, sus valores, ofreciéndoles la luz del mensaje del Evangelio, respetando su libertad.28 

Haciendo una interpretación de las palabras de Bolla, son cinco los elementos que nos ayudan a transformar las relaciones de poder y pueden garantizarnos un diálogo auténtico entre culturas diferentes. Estos son los elementos:  No imponer mi cultura; fortalecer su cultura e identidad; ayudándolos a enfrentarse con la cultura envolvente; sin perder su propio nombre, sus valores; y ofreciendo el objetivo del proyecto, respetando su libertad.

En otras palabras, un proyecto de desarrollo con enfoque intercultural tiene que ayudar a los pueblos a enfrentarse a la cultura neocolonizadora. Esto implica, la necesidad de trabajar en la institucionalización del diálogo intercultural en las esferas públicas. Un estado moderno huésped, no neocolonizador. Aquí la actitud. Cuando Tubino se refiere a la pertinencia cultural, se basa en Solano, quien plantea, sobre el tema, varias exigencias:

Incorporar el enfoque intercultural en plan estratégico institucional. 
Acondicionar infraestructuras idóneas según las particularidades del terreno.
Establecer canales de comunicación oral y escrita en forma bilingüe, según sea el caso.
Elaborar protocolos de atención a las poblaciones que se encuentran con mayor desventaja.
Implementar normas legales que protejan de la discriminación a la población.
Incorporar traductores y mediadores culturales en los procesos de interacción social y en las esferas públicas.29

De modo que, al señalar Tubino que la pertinencia cultural es una condición necesaria pero no suficiente para la interculturalidad crítica, nos valemos de este argumento para -junto a Tubino- asumir la propuesta de trabajar en la institucionalización del diálogo intercultural.30 Con ello, a un proyecto de desarrollo con enfoque intercultural se le exigirá una actitud concreta, como condición necesaria para lograr el diálogo intercultural; nos referimos a tener apertura y disposición para el interaprendizaje entre personas de distintas procedencias culturales.31 Estas actitudes se traslucen en medio de la convivencia con los pueblos indígenas. Conocer, escuchar e incluso, valorar sus saberes ancestrales que se encuentran plasmados en sus planes de vida.


Algunas recomendaciones prácticas y específicas

Empezar por señalar que la primera etapa debe darse en el territorio, de manera comunitaria y dialogando el factor tiempo con los líderes de la comunidad, es clave para que la comunidad indígena confíe y pueda dialogar. 

«el territorio no es simplemente el espacio geográfico delimitado por convenio… El territorio es algo que vive y permite la vida, en él se desenvuelve la memoria que nos cohesiona como unidad de diferencias. El territorio, ámbito espacial de nuestras vidas, es el mismo que debe ser protegido por nuestros pueblos del desequilibrio, pues necesitamos de él para sobrevivir con identidad. Existe una reciprocidad entre él y nosotros, que se manifiesta en el equilibrio social que permite un aprovechamiento sustentable de los recursos de que nos provee este. El equilibrio social debe manifestarse en la protección del territorio para proveer a las futuras generaciones de un espacio rico en recursos y lleno de memoria.32

Cuando se lleva a la práctica el diálogo intercultural en el territorio se crece en el valor de la confianza o empatía. Relación de reciprocidad: la confianza se convierte en un reto. Finalmente llegar juntos a una propuesta amigable cuyo objetivo no es el desarrollo sino la armonía y mejorar la calidad de vida. 

En efecto, de lo que se trata es de plantear desde el primer momento, ¿cuáles serían los problemas, las situaciones que preocupan, las fortalezas, los miedos, y en general, las preocupaciones que tienen como pueblo? Es importante aquí dejar que ellos expresen desde su cosmovisión qué es lo que les toca como pueblo. Entonces, si ellos se convierten en los principales interlocutores, toca asumir una actitud de escucha. La escucha está íntimamente ligada al diálogo. No se pueden separar. Con ella se dejan descubrir muchos aspectos todavía no conocidos. 

Luego se puede pasar a elaborar mapas situacionales o cualquier otro mapeo que ayude en el proceso de diálogo intercultural. Aprovechar escuchar a los ancianos, cuya  riqueza oral es más que suficiente para comprender no sólo los contextos sino también la memoria de los pueblos, ya que éstos, los pueblos, son maestros de sabiduría. Esto nos permitirá contar con indicadores cualitativos que ayudarán en la comprensión de los valores culturales encontrados. Visibilizar los casos positivos y negativos para que haya incidencia. Así, para que podamos aprovechar al máximo los contenidos de los relatos orales que se escucharán, una estrategia a usar sería las conversaciones tipo entrevistas. Cuidando que las preguntas no invadan lo que todavía las comunidades no están dispuestas a relatar. 

Una vez logrado contar con los relatos, se procederá a dialogarlo con los líderes de la comunidad y ponerlo en un programa que incite el diálogo con ellos. De allí que, junto a los líderes se pueda asumir la necesidad de involucrar a los otros miembros de la comunidad en un proceso de diálogo, que podría acabar en un proceso formativo desde los valores culturales encontrados. De manera que tiene que haber permanencia. Dialogar es un caminar permanente de varios años. La práctica del diálogo es constante. De allí la importancia de vivir, de convivir, esto es permanencia.

Por último, haciendo una relectura de los valores, insertar la importancia de los derechos individuales y colectivos y plantear una propuesta formativa, en especial, a los líderes que han asumido el rol de dirigir, sostener y organizar la comunidad. Es la comunidad misma la que se tiene que empoderar en el proceso de la elaboración de un Plan de Vida, de trabajarlo juntos. No para evaluarlo al final del proceso o cada tres años, sino ir evaluando diariamente. Con este criterio vamos en todo momento hacia ellos.

¿Tendríamos que mantener el concepto ‘proyecto de desarrollo’ o asumimos el concepto Plan de Vida?

Esta pregunta se tendría que dialogar en otro nivel. Con las organizaciones indígenas que representan a los pueblos indígenas. Por ende, toca promover las federaciones y lograr el objetivo de acompañarlas. Ningún Plan de Vida puede pasar por alto este aspecto. 

¿Cuántos han hecho camino con los pueblos indígenas?, ¿cuántos durante el proceso han logrado aprender la lengua indígena? Se trata entonces, de no perder la ocasión de asumir un nuevo estilo de llevar un estado moderno a los pueblos y de incorporar a los pueblos a las estructuras del Estado desde la plena participación, cultura y cosmovisión. ¿Cómo se están implementando las leyes que favorecen este trabajo con los pueblos amazónicos?


CONCLUSIONES

Este trabajo nos ha permitido recorrer por conceptos claves como interculturalidad, desarrollo, participación, diálogo intercultural, comunicación intercultural, territorio, buen vivir, plan de vida, que pueden ayudarnos a comprender que un enfoque intercultural transversal a un proyecto de desarrollo en la Amazonía tiene que partir desde la convivencia con los pueblos indígenas. Esto implica el reconocimiento no sólo de su ser pueblo, personas, sino de reconocer que sus valores y prácticas nos ayudan a comprender una mejor gestión o presencia de un estado moderno en medio de ellos. Estado moderno no con las categorías dominantes, sino se trata de horizontalizar la presencia del Estado entre los pueblos favoreciendo la gobernanza indígena. 

Los pueblos indígenas con su diversidad y su cosmovisión nos permiten comprender que la Amazonía es mucho más que un bosque, que unos ríos o una gran biodiversidad. Su riqueza forma parte de su modo de ser, de su modo de ver, de su modo de responder, de su modo de dialogar, de su modo de ser y hacer cultura.

El enfoque intercultural está llamado a romper todo tipo de barreras que impiden sanas decisiones públicas, relaciones horizontales, dialógicas, pero sobre todo justas.

Finalmente, no se trata de obtener resultados o grandes impactos. Un enfoque de interculturalidad en proyectos de desarrollo para la Amazonía tendría que acercarnos, tendría que atraer al Estado, pero no para quedarse, sino para estar de paso.

Si un estado moderno logra la calidad de vida de los pueblos de la Amazonía se podría decir que sus proyectos, sus planes, su gestión, sus planteamientos, todos ellos con enfoque intercultural han sido efectivos y contribuyen a una convivencia pacífica y a una democracia participativa.


domingo, 15 de diciembre de 2024

Opción por los pueblos indígenas

Opción por los pueblos indígenas

Por Matías Viñas



"La madre de la cocha"
Acrílico y tintes naturales sobre llanchama.
Obra de Darwin Rodriguez Torres.


“En este contexto, como Iglesia, 
sigue siendo necesario crear o mantener
una opción preferencial por los pueblos indígenas”
(DF 27).*
La Amazonía es agua y viento.
Agua y viento es espíritu.
Espíritu es vida.
La vida es Dios.
Dios vive y danza en la Amazonía,
es espíritu, agua y viento.
La Amazonía es yuca, tabaco, coca y ayahuasca.
La yuca, el tabaco, la coca, la ayahuasca tienen espíritu.
Espíritu es vida.
La vida es Dios.
Dios vive y dialoga en la Amazonía,
está en la yuca, en el tabaco, en la coca y en la ayahuasca.

Todo está conectado
y Dios está misteriosamente
presente en toda la Amazonía.

Los pueblos indígenas de la Amazonía saben mirar el agua y saben mirar a través del agua. Saben escuchar al viento, sus voces, sus cantos, sus mensajes. Saben discernir los espíritus y vivir en armonía con ellos. Por eso danzan. Los pueblos indígenas saben la vida en la Amazonía, son sabios de vida.

Los pueblos indígenas de la Amazonía saben comulgar con el masato, el ambil, el mambe, el mapacho, la ayahuasca. Saben discernir los espíritus y vivir en armonía con ellos. Por eso dialogan. Los pueblos indígenas caminan desde y hacia el buen vivir.

Con naturalidad el Espíritu entrelaza a los pueblos indígenas amazónicos con Dios. Con naturalidad el Espíritu entrelaza y hace danzar, pone en diálogo a la Palabra, a la Vida, a la Luz, al Agua Viva con los pueblos indígenas. El Espíritu los hermana, los “amiga”, los enamora.

Histórica, cultural, teológica e institucionalmente la iglesia no ha sabido mirar desde los ojos de los indígenas y no ha sabido escuchar al Viento. No ha sabido danzar, ni reconocer este diálogo del Espíritu entre la Vida misma y los pueblos indígenas. Al contrario, rompió la danza, calló la palabra indígena y quiso cortar el diálogo vital y amoroso entre la Vida y los pueblos para imponer un monólogo. Aún así, hubo algunas personas de la iglesia y del Espíritu que nos precedieron y dejaron esta tierra danzando, y otras, que por la palabra indígena, dieron la vida.

Pero los pueblos resisten, el Espíritu sopla y con la Vida siguen danzando y dialogando.

Los misioneros y misioneras traemos este bagaje histórico, cultural, teológico e institucional. Es un bagaje tan grande que nos cuesta tomar noción de todo lo que traemos. Es un bagaje que está impregnado en nuestra mente, en nuestro corazón, en nuestra alma también. Es parte de nuestro modo de ser, es parte de nuestra espiritualidad, es parte de nuestras opciones más profundas, es parte de nuestro sentir misionero. Por lo tanto, no se trata de si es malo o es bueno. Es más, seguro que es bueno y tiene mucho de verdadero y bello, de vida de Dios en medio de nuestro pueblo. Pero es un bagaje que en la Amazonía nos impide danzar. Podríamos preguntarnos “¿para qué quiero acercarme a los pueblos indígenas?” Porque si nos seguimos acercando a ellos según nuestra propia vida (según nuestra cultura, formas, tiempos, espiritualidad, filosofía...) y desde nuestra misión (con sus concepciones, lenguajes, métodos…), y por lo tanto con este bagaje, corremos el riesgo de volver a acallar la palabra y a imponer un monólogo, aunque muchas veces sin saberlo y sin quererlo.

Ahora, si reconocemos este diálogo del Espíritu entre Dios y los indígenas y queremos ser testigos de esta danza, a la vez que escuchamos a los pueblos que nos dicen “queremos que nos visiten”, “queremos que vivan con nosotros”, “queremos que sean nuestros aliados”, nos preguntamos ¿cómo podemos entrar en ese diálogo del Espíritu entre la Palabra, la Vida y los pueblos indígenas? ¿Será que podemos deshacernos de este bagaje? ¿Es posible hacer eso? Seguramente de algo sí: nos tocará desaprender. Pero seguramente, de muchísimo no. Entonces, si no podemos deshacernos de todo el bagaje, pero no queremos acallar la palabra y queremos entrar en ese amoroso diálogo entre la Palabra de vida y los pueblos indígenas, nos toca hacer una opción, elegir, arriesgarnos.

Una opción por abrirnos a una vida nueva. Una opción a nacer de nuevo. Una opción por transitar nuevos caminos. Una opción de transformarnos en hombres y mujeres del Espíritu que no sabemos de dónde venimos ni a dónde vamos. Una opción por la apertura a nuevas sabidurías. Una opción por “sentarse, escuchar y aprender” no en una visita, sino durante años. Una opción por la misión de Dios que nos hermana, nos “amiga”, nos enamora con los pueblos indígenas. Una opción de conversión. Una opción que nos enseñará a danzar y nos invitará a dialogar. Un opción por un nuevo “para qué”.

Así, la opción por los indígenas, no nacerá institucionalmente sino carismática y evangélicamente. Será del Espíritu. Será de total apertura. Será dialogando, será renaciendo, será con permanencia en el territorio, junto a la Palabra de vida y junto a los pueblos indígenas.

Una opción eclesial por los indígenas es personal y comunitaria, porque el Espíritu va entretejiendo rostros y así la danza, el masato, el diálogo y el mambe, van haciendo familia. Por eso una opción por los indígenas es del Espíritu, que sopla desde abajo y desde allí invita a la iglesia institución a dar un paso y también a una conversión: ofrendar a los pueblos tiempo y espacio para danzar y dialogar y ofrendarles misioneros y misioneras que quieran “sentarse y escuchar”.



lunes, 9 de diciembre de 2024

Boletín BOLPER - Nro. 10 - del 31 de marzo de 2023

Esta décima edición del Boletín BOLPER, es una edición especial, porque en ella desarrollamos los contenidos de tres ordenaciones sacerdotales y diaconales para Iglesia. Otro acontecimiento importante en la historia de la congregación es que se concluye la presencia oblata en Puerto Rico.

Aquí sus artículos:

1. Palabras del Superior - P. Roberto Carrasco, OMI

2. Ordenaciones en la Delegación General BOLPER

Diaconal - Yvanis Canchari Dávalos, OMI

Presbiteral - Gonzalo Andrés del Carmen Zavala Revatta, OMI

El 18 de marzo de 2023 - en la Parroquia Nuestra Señora de la Paz - Comas - Lima

Diaconal - Luis Alberto Bustamante Espejo, OMI

El 25 de marzo de 2023 - en la Parroquia Jesús Salvador - Aucayacu - Huánuco

3. La Misión de Puerto Rico culmina - concluye presencia oblata en la isla.

P. Neil en la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe

4. Visita de Mons. Jan Kot, OMI al equipo oblato de las Minas - Llallagua - Potosí



sábado, 7 de diciembre de 2024

Análisis: Metodología de Transversalización Enfoque Intercultural

Análisis Crítico de una Metodología de Transversalización del Enfoque Intercultural


Introducción

En el presente trabajo analizaremos críticamente, desde la realidad indígena amazónica, algunos conceptos claves y abordajes de dos metodologías de Transversalización del Enfoque Intercultural: la propuesta por GIZ1 y la propuesta por el Ministerio de Cultura.

Este análisis crítico de distintas maneras de entender ciertos conceptos nos ayudará a continuar el análisis de algunas de las etapas de la metodología que propone GIZ.


Analizando conceptos:

Es realmente curioso que en un instrumento de gestión para elaborar proyectos de desarrollo que pertenece al Estado peruano, podamos encontrar estas dos afirmaciones:

“Muchas de las políticas públicas se gestionan sin considerar la diversidad
cultural de nuestro país”. (MINCUL)
“Se toman decisiones percibidas como importantes sin tomar en cuenta las diferencias de los distintos sujetos o colectivos”. (MINCUL)2

Si analizamos el concepto enfoque intercultural, según como lo presenta el GIZ3 cuando dice:

es una herramienta que permite analizar las relaciones entre los grupos culturales que cohabitan un mismo espacio, desde dos dimensiones:
Distribución del poder en la toma de decisiones sobre sus propias prioridades de desarrollo y control de sus vidas.
El nivel de reconocimiento de sus diferencias culturales, sin que ello sea motivo de exclusión o discriminación.

Entonces, pensando en el Ministerio de Cultura (más concretamente en el viceministerio de Interculturalidad) o en el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (pero concretamente en el viceministerio de Poblaciones Vulnerables), nos viene la pregunta: ¿los funcionarios de dichos viceministerios, tienen claridad cuando se habla de competencia intercultural y la interculturalidad o enfoque intercultural como propuesta política?

Si leemos lo que dice el GIZ, encontramos que “el principio de interculturalidad es la base para establecer relaciones de confianza, reconocimiento mutuo, comunicación efectiva, diálogo, debate, aprendizaje e intercambio.” (GIZ)4. Nos parece que en esta afirmación, está ausente el tema de la comunicación intercultural, que no es lo mismo cuando se habla de comunicación efectiva. La comunicación intercultural, en definitiva, es ver con los otros5.

Dentro de la competencia intercultural es muy importante comprender qué es la comunicación intercultural. En este juego de conceptos, nos valemos de Milton J. Bennett (2015) cuando se refiere a la interculturalidad como un particular tipo de interacción o de comunicación entre las personas, donde la diferencia de cultura juega un rol en la creación de significado.6 Por lo tanto, para Bennett, adaptarse interculturalmente es lo mismo que competencia intercultural. Osea, “competencia” es sinónimo de “adaptación”. Pero comprender la adaptación intercultural implica asumir una larga secuencia de desarrollo. La adaptación es todo el proceso de creación de un vasto repertorio de comportamientos, apoyado en una visión alternativa del mundo7. Así que, cuando se trata de proyectos de desarrollo con un enfoque intercultural, no se está refiriendo a proyectos que se van a realizar en tres o cuatro años. Es fundamental considerar el valor tiempo cuando se quiera trabajar un proyecto de desarrollo con enfoque intercultural entre los pueblos indígenas de la Amazonía. Hay varios ejemplos, que al ser analizados nos muestran la importancia de este aspecto. Entre ellos tenemos: la Hidrovía Amazónica; el río Marañón como sujeto de derecho (a propósito de la sentencia que acaba de anunciarse). Por ende, la competencia intercultural implica saber desarrollar la sensibilidad intercultural.

(Foto: Roberto Carrasco)


Crítica a la competencia intercultural según Kupka

El filósofo Bernd Kupka cuando define competencia utiliza la palabra habilidad. Pero más que habilidad, para nosotros se trata de una actitud, que es la que nos lleva a asumir la adaptación. Este concepto de Kupka, probablemente funciona en la ciudad, pero en un contexto como el amazónico podría que no. 

Frente a las propuestas de plantear el diálogo intercultural, ¿es realmente un verdadero diálogo intercultural8? Porque de no ser así los pobladores indígenas de la Amazonía saben identificar cuando hay diálogo y, si hay confianza y apertura en dicho proceso. Según Serge Latouche, plantea el diálogo dialogal como aquel diálogo que supera el diálogo dialéctico, es decir, el diálogo dialogal se fundamenta en una auténtica confianza recíproca en el otro.9

Otro término que Kupka utiliza es el de reciprocidad (cuando afirma: actuar recíprocamente). Si proponemos una necesidad concreta de los pueblos indígenas de la Amazonía: la titulación de sus territorios, no solo el reconocimiento como pueblo. Ahora bien, si seguimos la lógica de Kupka, es evidente que el Estado no busca o quiere intentar satisfacer mutuamente necesidades de reconocimiento, afecto y participación. Aquí nos preguntamos, ¿dónde quedan las agendas políticas elaboradas por las comunidades indígenas? A estas agendas políticas las conocemos también como planes de vida. ¿Aparecen ellas en los proyectos de desarrollo con enfoque intercultural?

No hay forma de entender un proyecto de desarrollo que viene de la ciudad de Lima. Elaborado en las oficinas de los expertos. Muchos de estos proyectos son traídos a la selva, y si estos no se adaptan a las demandas reales de la población amazónica, qué podría respondernos Kupka. Pensamos que en el momento que uno intenta y no se adapta, no se da el encuentro intercultural. Por ello, volvemos a subrayar el concepto tiempo. Este es muy distinto para el poblador de la ciudad que para el poblador indígena. Lo mismo ocurre con el concepto de desarrollo es muy distinto también en toda su comprensión. ¿Será que el concepto desarrollo es compatible con el concepto interculturalidad?

Partiendo de Milton J. Bennett quisiéramos responder a  Bernd Kupka:

Bennett señala que hay un Modelo Dinámico de la Sensibilidad Intercultural. Es un intento constructivista de describir el modo en el cual las personas se vuelven más adaptables interculturalmente10. Para Bennet, según la experiencia que cada persona tiene de las diferencias culturales, hay varias etapas que es importante identificar:  la negación, la defensa, la minimización, la aceptación, la adaptación, hasta llegar a la integración. Cuando las personas han llegado al nivel de adaptación, estas pueden ser empáticas, pero no por habilidad, sino por actitud. Los cambios no solo pasan por el lado de expresar conocimientos, sino de expresar sensaciones y comportamientos culturalmente apropiados. Estos comportamientos están llenos de emociones. Un contexto multicultural es muy diferente al del intercultural.


Los planes de vida de los pueblos indígenas

Otro tema de análisis que queremos plantear es acerca de los planes de vida de los pueblos indígenas amazónicos. Nos preguntamos: ¿el gobierno realmente los considera, los escucha, los atiende, en definitiva, los asume? 

Si hacemos un recorrido por las propuestas de la Educación Intercultural Bilingüe o de la Salud Intercultural. Ambas se encuentran en las agendas políticas o planes de vida. Lo que se constata es que no hay políticas claras que incorporen en los modelos de proyectos de desarrollo un plan a largo plazo en términos de educación y salud interculturales. Basta con observar como se viene ofreciendo en las instituciones educativas y en las microrredes de salud de las diversas cuencas en Loreto, como para poner un ejemplo.

Jesús Martín Barbero y Sara Corona Berkin, nos dicen que la comunicación intercultural es “ver con los otros”. Incluso, mientras Barbero habla del ‘escalofrío visual’, por otro lado, Sara Corona habla de ‘mal de ojo’. Usando las palabras de Barbero y Corona, nos atreveríamos a señalar que la visión de competencia intercultural planteada por Kupka sufriría de ‘escalofrío visual’ si lo aplicáramos a un contexto como el amazónico. ¿El concepto que usa Kupka es adaptable a los pueblos de la amazonía?

Cuando nos encontramos con la Ley Nro. 26300, “Ley de los Derechos de Participación y Control Ciudadanos”, se puede llegar a concluir que es una ley para los ciudadanos en general. Pero haría falta una ley de participación ciudadana con enfoque intercultural, pero amazónico, porque los contextos son diferentes. En la Amazonía hay que pasar del sujeto lúdico al sujeto dialógico. Cuando se elabora un proyecto de desarrollo para la Amazonía, pareciera que “se emplea” a los pobladores amazónicos como ‘conejillos de india’. ¿Hasta cuándo se estará con los criterios de proyectos o programas pilotos? Pareciera que no hay un proyecto serio de desarrollo para los pueblos indígenas con enfoque intercultural. La mayoría de los proyectos “usan” a los pueblos indígenas. Solo unos ejemplos para dibujar lo anteriormente afirmado: ¿se ha evaluado junto a los pueblos kichwas, siecoyas, huitotos, murui muinane, etc, la PIAS que recorre la cuenca del río Napo?

No se puede desarrollar un proyecto de desarrollo con enfoque intercultural si se cuenta con ese escalofrío visual o mal de ojo. Aquí viene la pregunta que nos hace el ex dirigente indígena Richard Rubio: ¿Por qué el estado no ha desarrollado una política nacional de reconocimiento y titulación de los territorios indígenas?


Crítica a las habilidades que conforman capacidades interculturales

Según la Guía metodológica planteada por GIZ, las habilidades que conforman las capacidades interculturales propuestas por Gudykunst y otros11, son: estar atentos; ser flexibles; desarrollar la tolerancia; aceptabilidad conductual y la empatía.

Miquel Rodrigo Alsina afirma: “lo que caracteriza, la mayoría de las veces, a la comunicación intercultural es el desconocimiento que se tiene sobre la otra cultura”12. Aquí nos preguntamos, cuando preparamos un proyecto de desarrollo con enfoque intercultural, ¿cuánto conocemos de la otra cultura? En la convivencia con los pueblos indígenas amazónicos, en medio de los ancianos, de los así llamados sabios, hay cosas que se guardan en secreto; son aquellas cosas que no se dicen, que no se platican. No se consigue fácilmente conocer todo. Los ancianos saben conservar sus saberes ancestrales. Ellos saben a quién y cómo compartirlo.


Análisis crítico a las etapas de transversalización del enfoque cultural propuestas por GIZ

“Es una exigencia la participación de representantes de los grupos culturales afectados por estas brechas en todo el proceso”13

Esta afirmación es muy importante para la primera etapa del “conocer y comprender”. Como analizamos antes, hay cuestiones culturales indígenas que no son desveladas a los no indígenas, por lo que la participación de representantes indígenas desde el inicio del proceso es fundamental. Ahora bien, como indica el líder Richard Rubio, no se trata sólo de los Apus o Curacas, sino que hay que tener en cuenta a todos los ancianos. Aquí surge una pregunta: ¿es posible ahondar en el conocimiento y la comprensión desde una oficina del gobierno o de una empresa u ONG? Creemos que esta primera etapa debe darse en el territorio, de manera comunitaria y dando tiempo para que la comunidad indígena lo pueda dialogar (porque creemos que el diálogo debe ser efectivo, oportuno, creíble y desarrollado en el territorio).

Compartimos la pregunta guía que hace GIZ sobre ¿cuál es el principal problema que se busca resolver? y propone que este es el punto inicial de trabajo en conjunto. ¿Puede un proyecto de desarrollo para los pueblos indígenas dar los primeros pasos sin la participación de los indígenas? También consideramos que no. Ante ello nos sostenemos de las palabras del Papa Francisco en Querida Amazonía: 

“Ellos son los principales interlocutores, de los cuales ante todo tenemos que aprender, a quienes tenemos que escuchar por un deber de justicia, y a quienes debemos pedir permiso para poder presentar nuestras propuestas. Su palabra, sus esperanzas, sus temores deberían ser la voz más potente en cualquier mesa de diálogo sobre la Amazonia, y la gran pregunta es: ¿cómo se imaginan ellos mismos su buen vivir para ellos y sus descendientes?”14 (QA 26).

En la etapa 2 de “planificar e implementar”, consideramos sumamente importante lo propuesto por GIZ sobre si la cadena de resultados tendrán impacto sobre las diferentes barreras que causan el problema. Para ello es necesario la elaboración de indicadores. Nos surge la pregunta de si ¿los indicadores cuantitativos son los más acordes para el análisis por los mismos indígenas? Aunque no sean los más convenientes para el sistema occidental, creemos que, son necesarios los indicadores cualitativos, donde a través del relato, se pueda expresar si han cambiado las brechas existentes o las condiciones que actúan como barreras.


Crítica a las ocho pautas para la integración del enfoque intercultural en los servicios públicos15 

Un ejemplo de “escalofrío visual” lo encontramos en estas pautas propuestas por el Ministerio de Cultura. Lejos de ver con los otros, la propuesta que realizan se distancia de una igualdad discursiva, donde la posibilidad de intervención y protagonismo de un poblador indígena amazónico queda reducida a un beneficiario. Con esto se demuestra que más que un enfoque intercultural, lo que aparece es una política hegemónica que se impone, que viene de arriba, o sea, la verticalidad es más importante que la horizontalidad. Esto desdice o quita valor a una propuesta de diálogo dialogal o de diálogo intercultural. 

“El diálogo permite comprender el punto de vista del otro, sobre todo si, teniendo en cuenta sus posibilidades expresivas, uno se compromete no sólo a hablar y escuchar, sino también a favorecer la expresión de la persona que tiene delante. La voluntad de diálogo, por tanto, es la base de una relación humana igualitaria, respetuosa de la igualdad de derechos”16

Finalmente, podemos concluir con la afirmación encontrada en la tesis de Roberto Carrasco:

Porque «para hablar de diálogo intercultural no basta con yuxtaponer interlocutores que representen diferentes identidades»,  no basta con reconocer las diferencias, sea de una voz o de otra, incluso, no basta el hecho de admitir cualquier situación que se pueda imponer que favorezca el diálogo y por ende el conocimiento mutuo, y más todavía, no basta la crítica o autocrítica de algún interlocutor. De tal modo que, si «la interculturalidad significa la relación entre personas de distintas culturas»,  entonces, cabe reflexionar acerca de cuáles podrían ser esas condiciones para el diálogo intercultural.17 

Aquí está la tarea a trabajar. Pero junto a los pueblos indígenas y desde sus territorios. Los pueblos indígenas de la Amazonía son culturas libres, han sabido resistir. Incluso, hoy, frente a cualquier tipo de sistema que intenta imponerse, ellos apuestan por una interculturalidad distinta a la que comúnmente se da en el sistema, o sea, en el plano del respeto, la igualdad, la equidad, así como, el deber de todos por erradicar toda forma impositiva de una cultura sobre otra.

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