viernes, 25 de octubre de 2019

Sínodo Amazónico: "El centro que nos une es Jesucristo"


Por Roberto Carrasco, OMI


“Sínodo es caminar juntos bajo la inspiración y guía del Espíritu Santo… El Espíritu Santo es el actor principal del sínodo. Por favor, no lo echemos de la sala, fueron las palabras del Papa Francisco el primer día del Sínodo Panamazónico. Ya estas palabras anunciaban por donde se atrevían todos los Padres Sinodales a empezar a navegar.




Una canoa y una red junto a dos remos fueron los signos que entregaron al Papa  Francisco los líderes indígenas en la oración de la mañana del lunes 7 de octubre, aquel día empezaba una nueva etapa en la historia de la Iglesia. Una canoa que se atrevió a cruzar hacia la otra orilla. No ha  cruzado el mar de Tiberíades, ni tampoco el río Amazonas, esta canoa ha cruzado todo el Océano Atlantico. Una canoa que llevaba dentro de sí a los representantes de 33,6 millones de personas que habitan esta vasta región panamazónica. Una canoa que se lanzó a la aventura de lo imprevisto. Nadie sabía exactamente lo que iba a ocurrir en estas tres semanas de Sínodo. Lo cierto es que Jesús acompañaba esta travesía. El objetivo era atravesar hacia la otra orilla: Roma.

Una de las cosas que ha causado esperanza y alegría en los indígenas que están en el Sínodo era que el Papa Francisco nos dijo a todos los padres sinodales y presentes allí en la Sala: hablar con coraje, con parresía, aunque tenga que pasar vergüenza, decir lo que siento, discernir y, todo esto dentro, custodiando la fraternidad que debe existir aquí dentro”. Y así fue. Cada intervención que venía de ellos nos tocaba el corazón y nos interpelaba. Esto sucedía porque ellos no han venido a hablarnos de la teoría, ellos hablan de la realidad que viven y la trajeron para que junto a ellos la asimilemos. Una realidad del cual, como Iglesia, estamos llamados hoy a responder, pero cada vez mejor.

Y es que ellos dejaron sus pueblos, sus familias, sus trabajos, dejaron su comunidad para anunciarnos el Evangelio que ellos han recibido. Este encuentro, así como se dio, ninguno lo había pensado ni imaginado: "Desde aquí les veo un poco inquietos, que no entienden lo que la Amazonía necesita. Nosotros tenemos nuestra cosmovisión, nuestra forma de ver el mundo que nos rodea. Y nos acerca más a Dios, la naturaleza. Nos acerca a mirar el rostro de Dios en nuestra cultura, en vivencia. Porque nosotros como indígenas, vivimos la armonía con todos los seres que hay allí. Veo que no les cuadra la idea de nosotros como indígenas. Los veo preocupados, dudosos frente a esta realidad que buscamos como indígenas. No endurezcan su corazón, suavicen el corazón, es a lo que nos invita Jesús: que vivamos juntos. Creamos en un solo Dios, al finalizar todo ello vamos a estar unidos. Esto es lo que deseamos como indígenas. ¿Tenemos nuestros ritos? Sí, tenemos nuestros ritos, pero este rito debe incorporarse al centro que es Jesucristo. No hay otra cosa que discutir sobre este tema. El centro que nos une en este Sínodo es Jesucristo", fueron las palabras del profesor Delio Siticonatzi Camaiteri, del pueblo Ashaninca - Perú.

Para mí, como Misionero Oblato de María Inmaculada, estas palabras pronunciadas por el profesor Delio Siticonatzi son la muestra de que cuando se quiere pasar a la otra orilla, siempre hay que mirar de frente. Aunque en la otra orilla uno se sienta diferente, pues eso no interesa. Para el misionero, lo que nos une a otras realidades, a otras culturas, es Jesucristo. Así como los pueblos indígenas se dejaron llevar de la mano para llegar a Roma, nosotros también tenemos que dejarnos llevar de la mano de nuestros hermanos que reclaman nuestra presencia en la Misión, allí ‘donde muchas veces las papas queman y ninguno quiere ir’.

Como Misionero Oblato de María Inmaculada sigue resonando cada día, en la oración personal, estas palabras de las Constituciones y Reglas: Siempre cerca de la gente con la que trabajan, los Oblatos prestarán constantemente atención a las aspiraciones de la misma y a los valores que posee. No temerán presentar con claridad las exigencias del Evangelio y abrirán con audacia nuevos caminos para que el mensaje de salvación llegue a todos los hombres. Humildes ante la propia insuficiencia, pero confiando en el poder de Dios, se afanarán por conducir a todos, especialmente a los pobres, a la plena conciencia de su dignidad de seres humanos e hijos de Dios” (CCRR 8).

Sin duda, San Eugenio de Mazenod tiene razón: “Trabajando con los pobres y los marginados, nos dejamos evangelizar por ellos, pues a menudo nos hacen escuchar de forma nueva el Evangelio que anunciamos” (CCRR 8ª).

Este Sínodo no acaba en estos días, recién empieza: 

"Algo nuevo está naciendo y en mi pueblo está latiendo. Algo nuevo está naciendo, con nosotros va subiendo. Algo nuevo está naciendo con los pobres va creciendo".

domingo, 13 de octubre de 2019

Sínodo 2019: entre gestos, símbolos, discursos, miedos y esperanzas


Por Roberto Carrasco, OMI


Ha pasado ya la primera semana del Sínodo para la región Panamazónica. Un acontecimiento que desde hace varios meses ha generado, tanto en uno como en otro sector de la Iglesia, un sin número de dudas, miedos, reacciones, falsas lecturas y percepciones, y por otro lado, se ha generado esperanza, apertura, alegría, pero sobre todo, encuentro.



El día 4 de octubre el Papa Francisco ha sembrado un pequeño árbol verde. La intención fue clara: Consagrar el Sínodo Panamazónico a San Francisco de Asís, patrono de la ecología, y con este gesto concluir el mes de setiembre, dedicado al tiempo de la Creación. Lo curioso, por llamarlo de esta manera, fue la presencia de algunos representantes de los líderes indígenas, quienes junto a los misioneros del Equipo Itinerante, en medio de cantos, gestos y toda una simbología propia de los pueblos de la Amazonía, agradecían a Dios por este encuentro que ellos tenían con el Papa Francisco y para pedir que el Sínodo nos traiga frutos buenos, nuevos caminos para la Iglesia y una ecología integral.

El día 5 de octubre, la parroquia de Santa María en Transpontina, desbordó de fieles, quienes en medio de cantos, oraciones y toda una simbología amazónica, tuvimos una Vigilia de Oración para pedir al Dios de Jesucristo que las tareas del Sínodo continúen con todo el proceso de escucha que ha empezado en la fase preparatoria. Sin duda, pareciera que Roma todavía no está preparada para contemplar y dejarse evangelizar con otras formas de expresión, de piedad popular, otras formas de orar. Algunos medios reaccionaron equivocadamente diciendo que “ritos paganos” se apoderaron de una parroquia cerca al Vaticano. Lamentablemente este tipo de percepciones dañan la fraternidad y la diversidad que como Iglesia tenemos. Una diversidad en la unidad; principio trinitario que no podemos dejar de lado en un momento tan importante que vive la Iglesia. Da la impresión que el color negro de algunos en Roma, empezó a darse cuenta que no es el único color en medio de una selva de cemento y hormigón. Lo cierto es que dos selvas se encontraron, la selva de cemento y la selva llena de colores y vida que navegó hasta llegar a esta ciudad.

El día 6 de octubre, en la Basílica de San Pedro, el Papa Francisco abrió el Sínodo con estas palabras: “Cuando los pueblos y las culturas se devoran sin amor y sin respeto, no es el fuego de Dios, sino del mundo. Y, sin embargo, cuántas veces el don de Dios no ha sido ofrecido sino impuesto, cuántas veces ha habido colonización en vez de evangelización. Dios nos guarde de la avidez de los nuevos colonialismos. El fuego aplicado por los intereses que destruyen, como el que recientemente ha devastado la Amazonia, no es el del Evangelio. El fuego de Dios es calor que atrae y reúne en unidad. Se alimenta con el compartir, no con los beneficios. El fuego devorador, en cambio, se extiende cuando se quieren sacar adelante solo las propias ideas, hacer el propio grupo, quemar lo diferente para uniformar todos y todo”

Ese fuego que ha tocado el corazón del Papa Francisco, hace que su corazón de Padre se abra y acoja, dé la bienvenida a la Amazonía, con su gente, sus representantes, sus misioneros y misioneras, sus Obispos.

El día 7 de octubre, como un gesto de apertura y signo de fraternidad, el Papa Francisco abrió las puertas de la Basílica de San Pedro tanto a los padres sinodales como a los que componen la iniciativa Amazonía: Casa Común. Una oración de brazos y manos unidas se notó, teniendo al centro al mismo San Pedro Apóstol. Allí estábamos cantando y orando, como si el Espíritu del Señor nos anunciara que solo unidos pero diversos, fieles y pastores, alzando nuestras voces al único Dios verdadero hemos venido al corazón de la Iglesia para pedir por la Casa Común, para pedir para que la Iglesia sea más profética, más audaz, tanto en su tarea como en el Anuncio del Evangelio de Jesucristo. Una canoa junto a una red y dos remos, acompañaban la pequeña peregrinación que unía a todos y todas, como un solo corazón y una sola alma.

Papa Francisco, en su discurso al inicio de la 1ª Congregación general, dejaba en claro cuatro dimensiones a trabajar en este Sínodo: la dimensión pastoral, la dimensión cultural, la dimensión social y la dimensión ecológica. Y enfatizaba: “nos acercamos a los pueblos amazónicos en punta de pie, respetando su historia, sus culturas, su estilo del buen vivir, en el sentido etimológico de la palabra, no en el sentido social que tantas veces le damos, porque los pueblos poseen entidad propia, todos los pueblos, poseen una sabiduría propia, conciencia de sí, los pueblos tienen un sentir, una manera de ver la realidad, una historia, una hermenéutica y tienden a ser protagonistas de su propia historia con estas cosas, con estas cualidades”

Con indignación decía: “Ayer me dio mucha pena escuchar aquí dentro un comentario burlón sobre ese señor piadoso que llevó las ofrendas con plumas en la cabeza, decime: ¿Qué diferencia hay entre llevar plumas en la cabeza y el “tricornio” que usan algunos oficiales de nuestros dicasterios?”. Y nos dijo en voz fuerte: “Venimos a contemplar, a comprender, a servir a los pueblos; y lo hacemos recorriendo un camino sinodal, lo hacemos en sínodo, no en mesas redondas, no en conferencias o en discusiones ulteriores; lo hacemos en sínodo, porque un sínodo no es un parlamento, no es un locutorio, no es demostrar quién tiene más poder sobre los medios y quién tiene más poder entre las redes para imponer cualquier idea o cualquier plan”.

“Sínodo es caminar juntos bajo la inspiración y la guía del Espíritu Santo”. Insistía mirándonos de frente. “El Espíritu Santo es el actor principal del sínodo. Por favor, no lo echemos de la sala”. Pidió orar y mucho. Nos pidió reflexión, escucha, pero sobre todo, como un buen Padre dirigiéndose a sus hijos, dijo: “Y hablar con coraje, con parresía, aunque tenga que pasar vergüenza, decir lo que siento, discernir y, todo esto dentro, custodiando la fraternidad que debe existir aquí dentro”.

Luego se tuvo unas votaciones. Para la comisión de redacción final fueron elegidos: Mons. Mário Antonio Da Silva del Brasil. Mons. Miguel Cabrejos Vidarte del Perú. Mons. Nelson Jair Cardona  Ramirez de Colombia. Mons. Sergio Alfredo Gualberti Calandrina de Bolivia. Además, para la comisión de información fueron elegidos: Mons. Erwin Krautler, cpps; Mons. Rafael Cob García; Mons. José Angel Divassón Cilveti; y el P. Antonio Spadaro.

El día 8 de octubre, ambas Congregaciones generales del día se vieron llenas de intervenciones de los padres sinodales. 

Lo temas que surgieron fueron: Participación y protagonismo de los laicos; crear un fondo para sostener la formación de los laicos en la Amazonía. Levantar la voz profética frente a situaciones de injusticia. La formación y ministerios en la Iglesia. La interculturalidad es un desafío, pero también un modo de evangelizar hoy. El tema del extractivismo como constante amenaza depredatoria.

Son muchas las comunidades que no tienen la Eucaristía. ¿A quién le pertenece la Eucaristía? Se prima una norma eclesial del celibato por encima del derecho a la Eucaristía. Los sacramentos no deben estar solo en las manos de los presbíteros. Cambiar los criterios para preparar los ministros para la celebración de la Eucaristía. Estudiar la posibilidad de ordenar varones casados. Diaconado Indígena Permanente. Una Iglesia con rostro amazónico pero también con rostro joven. 

También surgieron estos otros temas: Ministerios oficiales para las mujeres. Posibilidad del diaconado permanente para las mujeres. Ministros ordenados no clericalizados. No presbíteros de segunda categoría. La posibilidad de ordenación de viri probatis. Anuncio sin imposiciones. 

Se enfatizó mucho en la Pastoral de presencia.  Crear un observatorio eclesial en zona amazónica. La ecología integral un kairos para la Iglesia. Seguramente este Sínodo provocará en toda la Iglesia una profunda espiritualidad que promueva una conversión ecológica. Diálogo interreligioso e intercultural. Caminar como Iglesia Sinodal y profética será posible si escuchamos las diversas voces. Que la Pastoral de la Amazonía deba incluir una emergencia de transición, a la modernidad y al desarrollo. Asumir una opción preferencial por la creación. 

El día 9 de octubre, se continuó con otras dos más Congregaciones generales. Surgen otros temas como parte de la dinámica de diversas intervenciones de los padres sinodales y demás participantes, especialmente auditores e invitados:

Instituir un observatorio internacional de Derechos Humanos con sedes nacionales. Pueblos en Aislamiento Voluntario y en Contacto Inicial. La Teología India. La panamazonía es una región multiétnica y multireligiosa. 

La urbanización y la Amazonía. El Sínodo debe ser creativo en fomentar nuevos ministerios. El Buen Vivir. Estamos demasiados ausentes y los evangélicos vienen a llenar el vacío que dejamos. Liturgia y Amazonía. Inculturación e interculturación: “hasta que la Iglesia no esté dispuesta a dialogar con nosotros no logrará pertenecernos”, se escuchaba una voz de un representante indígena. Evaluar y reevaluar nuestra actitud como Iglesia frente a los pueblos originarios. La perifería se hace centro y el centro se hace perifería convirtiéndose en un rico movimiento que nos desafía. Preservar la Amazonía como un imperativo latinoamericano.  

Familia y comunidad – rol de la mujer, su papel fundamental en la participación de las culturas y en su presencia en medio de los pueblos. ¿Cuánto haría bien a la Iglesia que reconozca el estilo de evangelizar de la mujer en la Iglesia? Es la hora de la mujer amazónica indígena. 

El Consejo Nacional de Iglesias Cristianas del Brasil expresa su solidaridad con el Sínodo para la Amazonía. Estoy convencido que los pueblos indígenas pueden ayudarnos a comprender que todo esta conectado. “El sacerdote no es de la comunidad, sino de la Iglesia”. Mayor acompañamiento a la Piedad Popular en la Amazonía. El Sínodo refleja un acto pentecostal. 

Por la tarde, como parte de las reacciones, Papa Francisco marca cinco puntos: 1. El estado de violencia que sufre el territorio amazónico. 2. Las culturas tienen su valor. No meterlas en ideologías. 3. La tendencia a clericalizar a los laicos. 4. La formación de los sacerdotes. 5. El valor de las congregaciones religiosas. Ellas abren caminos.

Al final de este día surgió un gran pregunta: ¿Qué conversión está provocando en mí este proceso sinodal?

Los días 10 y 11 de octubre se tuvieron los trabajos en los denominados Círculos Menores. Los grupos fueron: uno en inglés y francés, dos en italiano, cuatro en portugués y cinco en español.  Fueron dos días para revisar y compartir acerca de los contenidos del Instrumentum laboris. Un trabajo donde participan: padres sinodales, expertos, auditores y dos asistentes por grupo.

Es natural que cada Círculo Menor tenga su dinámica y su proceso de reflexión. Un tiempo para el diálogo y la escucha. Unos días de trabajo para el discernimiento y la reflexión fraterna. Cada Círculo menor eligió su moderador y su relator.

El día 12 de octubre, Fiesta de Nuestra Señora de la Aparecida, se continuó con las intervenciones. 

Estas son algunas expresiones que alimentan los contenidos mencionados en los días anteriores:

“Una Iglesia Samaritana herida y misericordiosa que defienda la dignidad de las personas. Una Iglesia Magdalena, si bien pecadora pero santa. Una Iglesia Mariana porque es Madre que cuida y fecunda. Una Iglesia que vive la Pentecostés. Creativa en los ministerios. Una Iglesia mártir que está dispuesta a dar la vida y testimonio. La riqueza de la diversidad toca y alimenta la vida de nuestros pueblos. Una Iglesia educadora de nuestros pueblos, que valora las semillas del verbo”.

“¿Nuestro testimonio de fe es creíble? Escasean vocaciones, porque hay ausencia fervor religioso. Donde hay vida surgen vocaciones genuinas. Deseo que seamos capaces de responder a esto”.

“Que el tema del diaconado en las mujeres sea objeto de un próximo Sínodo”.

“¿Cómo estamos cumpliendo la Misión que se nos ha encomendado? La Palabra de Dios y su amor es la primera riqueza que podemos dar. Cumplamos la misión y muchísima, muchísima parresia”.

“La cosmovisión amazónica tiene mucho que enseñar a la Iglesia. El anuncio de Cristo es fundamental para alimentar la cosmovisión de los pueblos. ¿Por qué no somos capaces de despertar vocaciones? En el campo de la ecología es importante para cambiar nuestros estilos de vida frente al planeta”.

“Sobre la formación de futuros sacerdotes: propongo crear la comisión Panamazónica de la formación”.

“ Necesitamos fortalecer la ministerialidad en la Amazonía. No perder de vista algunas cuestiones que han surgido en el proceso de escucha. Una  formación sacerdotal con elementos de la interculturalidad”.

“La Iglesia en la Amazonía portadora de la reconciliación”.

“Nuestra opción pastoral por el cosmos no es opcional, es obligatoria”.

“ Todos venimos de culturas familias diferentes y estamos fascinados de Cristo cuando hemos escuchado de él… Si abandonamos la propuesta de Cristo estamos traicionando su mensaje. Necesitamos facilitar un encuentro del Corazón de Cristo con el corazón de cada indígena”.

“Cuando procuramos dialogar con otras iglesias, descubrimos que hay más cosas que nos unen que nos diferencian. Debemos cambiar con coraje, porque la sociedad exige testimonio y diálogo”.

“Que este Sínodo tome una opción sincera en defensa de la vida, de la tierra y de las culturas. Santo Padre los PP.II. esperan una palabra fin en defensa de sus tierras y de sus vidas. Con la certeza de que la Iglesia está y continuará en estas tierras”.

Dice Santa Laura: “No tienen sagrario pero tienen naturaleza”.

“Los pueblos indígenas siempre han sido y serán los guardianes de los bosques”.

“Ha llegado al hora de que la vocación de la mujer se cumpla en plenitud, lo dijo Papa San Pablo VI. Después de 54 años de estas palabras, la seguimos proclamando”.

“Quisiera invitar a una reflexión más profunda respecto a la falta de sacerdotes o la propuesta de ordenación de viri provati. ¿Estamos aquí en el momento oportuno para plantear este tema?”.

“Que la fe en el Espíritu sea más fuerte que el miedo al error”.

“Aceptar la verdad que el Evangelio no es patrimonio exclusivo de una cultura”.

“Gracias Papa Francisco por abrir las puertas de tu casa y de tu corazón. Hoy los emplumados estamos en tu casa y en tu corazón porque somos tus hermanos y también somos tus hijos”.

“Estamos viviendo un Kairos. Dios se va haciendo presente con más fuerza. No hay otra vía. ¿Cuál es la verdadera novedad en todo este proceso amazónico?: Un pueblo que se vuelve protagonista”.



domingo, 6 de octubre de 2019

Amazonía: Casa Común, no es un simple sueño. ES DESPERTAR PARA ESCUCHAR !!!

Amazonía: Casa Común empezó como un sueño. Era el 2 de abril del 2019 cuando tuvimos una reunión vía Skype. En ese primer encuentro dialogamos cómo podemos juntarnos para poder articular esfuerzos e iniciativas que ya habían surgido a lo largo de todo el proceso de escucha que la REPAM (Red Eclesial Panamazónica) junto a todos los obispos y las jurisdicciones eclesiásticas de toda la región panamazónica. Iniciativas que surgieron de varias organizaciones de Iglesia, de organizaciones civiles, de misioneros y misioneras que intercambiaban sueños y esperanzas.

Estando en la Universidad recibí un email que me invitaba a ser parte de esta iniciativa. Recuerdo que hablando por whatsapp, Daniela Andrade y Romina Gallegos, dos de las cuatro piezas claves de todo el trabajo que realiza la Red, me animaban a involucrarme en esta 'empresa' que daba sus primeros pasos. Mauricio López expresaba en ese momento que fue esperanzadora tal reunión. En ese día ninguno imaginaba lo que ocurriría con el paso de los meses. Se empezó soñando con traer a Roma, en vistas al Sínodo de octubre del 2019, la experiencia de la Tienda de los Mártires que se vivió en Aparecida el 2007. 

Amazonía: Casa Común empezó como un impulso del espíritu. Un impulso que empezó a convertirse en una realidad. Empezamos a trabajar en la secretaria operativa con Antonio Soffientini, un hermano comboniano italiano, quien tuvo una experiencia misionera en Brasil hace unos años. Gracias a Romina, quien nos facilitó de un formato para el registro de eventos. Con ese formato se pretendía anunciar a cada institución que cosa pueden planificar. Las actividades que se propusieron fueron del tipo: sensibilización, espirituales, académicas y de incidencia. Con ello se empezó a pasar esta ficha inicial a cada institución, comenzando por las Repam nacionales y los misioneros que tienen una presencia en la Amazonía. La idea era construir un calendario común de actividades que acompañe el Sínodo Panamazónico que estaba programado para iniciar el 6 de octubre y finalizar el 27 del mismo.

La ficha de registro de actividades o eventos era para que cada una de nuestras instituciones puedan proponer, teniendo como base la experiencia de la TIENDA DE LOS MÁRTIRES, sus objetivos, sus requerimientos, pero sobre todo, ir plasmando sus "sueños": ¿cómo se quiere acompañar el Sínodo? Entonces,  solicitamos que hagan llegar esta ficha a sus redes de contacto, a aquellas que tengan interés y posibilidad de participar y proponer alguna actividad dentro de la tienda. Era claro que cada actividad deberá ser coordinada por la propia institución proponente, así como será su responsabilidad de tener todos los materiales que se necesite para desarrollarla. La secretaría operativa nace con el objetivo de articular, sea tiempos como espacio. Que no se sobrepongan ninguna de las actividades, de tal manera que la gente que participe pueda ir de un lugar a otro y apoyarnos en cada actividad, todos los que se iban sumando. En esa reunión, la lista fue de 35 participantes a quienes se les invitaba a ser parte de esta iniciativa. Era claro, que si son 35 participantes, tendrían que ser 35 las actividades, más o menos, las que tendríamos durante las tres semanas que dura el Sínodo y por ende la Tienda. 

Paso siguiente fue hacer una convocatoria para tener una reunión en Roma con todos lo que estando allí se empezara a trabajar. La convocatoria se hizo para el 17 de mayo. Se comenzaría así la primera reunión presencial con todos los misioneros y misioneras, con diversas instituciones presentes en Roma, con quienes se tendría un primer contacto. La reunión fue en la casa de los Misioneros de la Consolata, a quienes les debemos mucho, por toda la disponibilidad que tuvieron al abrir su casa para empezar este sueño. Un sueño que iba marcando sus pasos y que iba tomando cuerpo.

Antes de  la reunión del 17 de mayo, el equipo de coordinación tuvo una reunión el 29 de abril. Allí decidimos trabajar en tres niveles: Primero, que cada grupo, persona e institución presente sus inquietudes y propuestas. Para ello, es importante estimular la reflexión y participación de todos y todas, y saber lo que se está pensando y organizando. Segundo, que tenemos que construir un calendario en común, de esa manera poder identificar las actividades que se van presentando. Y tercero, tener una coordinación en común.

Después de esa primera reunión que tuvimos en Roma el 17 de mayo, y gracias a la presencia del Cardenal Pedro Barreto y Mauricio López, secretario ejecutivo de la REPAM, decidimos llamar TIENDA DE LA CASA COMÚN a todo este cuerpo que se iba formando. Desde el primer momento que nos conocimos, lo primero que se comprobó fue esa pasión y amor por la Amazonía de cada uno de los participantes. Quedó claro que no es REPAM quien coordina este proceso. Se trata de integrar y articular otras fuerzas. Días antes, las hermanas Irene y Antonieta decidieron encontrarse en la Iglesia de la Traspontina. Allí nos conocimos. Estuvo también presente ese 11 de mayo, don Roque, con quienes visitamos la parroquia. Saludamos al párroco, P. Massimo, quien estaba a punto de celebrar una Misa. Fue menos de una hora esa visita, pero allí en la Iglesia de Santa María de la Traspontina, dedicada a la Virgen del Carmen, donde la Orden de los Carmelitas nos abrieron las puertas para soñar aún más. 

Han pasado varios meses desde ese 2 de abril. En medio de coordinaciones y reuniones fue tomando cuerpo esta iniciativa eclesial. Las discusiones por llamarlo o no 'tienda' iban y venían. Incluso, algunos obispos del Brasil nos mandaron una carta firmada por algunos para agregar esa dimensión martirial al nombre de lo que en un primer momento, se le llamó Tienda. Pero en medio de diálogos y coordinaciones decidimos llamarlo como es ahora.

AMAZONÍA: CASA COMÚN empezó a ser ese espacio que tiene un solo objetivo: ESCUCHAR. Un espacio donde los protagonistas son: los pueblos amazónicos, sus representantes y quienes los acompañan. Un espacio donde las diversas instituciones tenemos una cosa clara: TRAER LA AMAZONÍA A ROMA. Y ese fue el espíritu desde un inicio. Se trata entonces que la actitud, todo lo que nos une es ese espíritu amazónico, esa energía, esa pasión, por hacer de la Iglesia de la Traspontina, un punto focal que exprese lo que es la Amazonía. Un lugar de encuentro, de oración, de diálogo, de discusión, de participación, de interacción, de reciprocidad, de respeto, pero sobre todo de escucha.

En la medida que iban pasando los días, ni las vacaciones del verano europeo detuvieron las coordinaciones. Iban viviendo más personas, más instituciones a querer ser parte. No era suficiente la intención y la propuesta, es importante desde un inicio, que este trabajo es un esfuerzo común. No podemos perder el objetivo: ACOMPAÑAR AL SÍNODO DE LA PANAMAZONÍA. 

El día sábado 5 de octubre, en vísperas de la apertura del Sínodo, se tuvo un grandiosa participación en  la vigilia preparada por la juventud comboniana y el Equipo Itinerante. La noche del sábado 5 de octubre algo sucedió que nos unió como hijos e hijas conectados en la oración. El día anterior, un grupo pequeño estuvimos junto al Papa Francisco plantando un árbol. Con ese gesto el Papa Francisco empezó a regar esas raíces de nuestra Iglesia Católica, que en Roma ha empezado a sentir la fuerza de la perifería que ha llegado a ella. Justamente ha llegado al corazón de la Iglesia, al corazón del Papa Francisco. Ese 4 de octubre, San Francisco de Asís estuvo allí. Los cantos de las aves, el hermano sol, la hermana  tierra, el hermano árbol, todos estuvimos conectados. Allí lo que sucedió fue que el Espíritu que nos llama a la conversión integral nos empujaba a todos a decirle a la tierra, que grita en todo el mundo, que estamos allí por ella, para cuidarla, respetarla, protegerla porque ella es la creación más hermosa, el regalo más grande que Dios nos ha podido entregar para con responsabilidad cuidarla. Allí no hubo ningún signo contrario a la fe, sino todo lo contrario, allí la fe cobró sentido en el corazón de quienes tienen claro que lo que Dios nos está transmitiendo es que junto al Papa Francisco, salgamos de nuestras estructuras. Que podamos ver más allá de nuestras cejas lo hermoso y bueno que es estar juntos, mezclados, intercambiando la fe, que es una sola. Una fe que se dirige a un solo Creador. 



Entonces, ese sábado 5 de octubre fue el inicio de que comprendamos que AMAZONÍA SOMOS TODOS. Que si los pueblos amazónicos están en Roma, no es sólo para devolverle la visita al Papa Francisco, es para comprender que la exigencia de la conversión nos está llegando de la periferia. Son esos nuevos caminos que están abriéndose. Pero no se abren con machete en mano como lo hace el trochero cuando se adentra a lo más profundo de la selva virgen. Se están empezando a abrir caminos, se están empezando a abrir los ojos, se están empezando a abrir las orejas, a abrir la mente y el corazón. Ese sábado eran como dos modelos de Iglesia que se encontraban en Roma, una institucional, muchas veces acostumbrada a recordarnos las palabras de Jesús Nuestro Señor; y otra, que se quita las sandalias, que canta, que danza, que alza las manos para alabar a Dios, que nos regala su color, su ardor, su alegría. Ambas, fiel a su estilo, cada una expresando su fe en un mismo Dios. Una sola familia, con un solo Padre - Madre, donde ni el mayor ni el menor de los hijos tiene el privilegio. Una familia que ora con una sola intención: LA CASA COMÚN.

El Cardenal Pedro Barreto me decía en la Apertura del Sínodo, después de la Misa de Apertura: "Algo pasó en la vigilia de ayer sábado, que yo mismo no me reconocía". Algo está empezando a despertar en la Iglesia, sólo tenemos que escuchar.


martes, 1 de octubre de 2019

Roma: Pueblos Amazónicos devuelven visita a Francisco

Por Roberto Carrasco, OMI

Papa Francisco recibirá en la Basílica San Pedro a los líderes y pueblo indígena de la Amazonía, quienes el primer día del Sínodo, junto a los Padres Sinodales oran y peregrinan juntos por la Iglesia y por la Amazonía: Casa Común, "echando una sola red hacía aguas profundas de nuestros ríos".



Medellín abrió el camino de la escucha

P. Gustavo Gutiérrez en su libro “De Medellín a Aparecida” (2018) empieza con una afirmación que muy probablemente toca lo más profundo del corazón del Papa Francisco y de la Iglesia en la Panamazonía; dice: 
«hay que ponerse en actitud de escucha, pero escuchar supone de primer intento salir del pequeño mundo en que se está». 

Es justamente con el Documento de Medellín que la Iglesia latinoamericana, después del Concilio Vaticano II, –lo afirma Gustavo Gutiérrez en su libro– tiene la intención de adoptar nuevas actitudes y de tener un mejor conocimiento de la cruda realidad latinoamericana que trae de la mano la percepción de una inadecuación de las estructuras de la Iglesia al mundo en que vive.

Por esos años. gracias a los auspicios del Departamento de Misiones del CELAM, la Iglesia en la Amazonía empezó un proceso de “caminar junto a” una realidad social y política que vivían los pueblos de esta región, por ese entonces poco conocida; y por otro lado, se empezó a “caminar junto a” una nueva conciencia eclesial que Medellín no teme introducir. Gustavo Gutiérrez lo va a decir: se empieza a hablar «de los problemas del hombre latinoamericano, en su lenguaje y con sus preocupaciones».


El diálogo y la escucha con los pueblos originarios – un largo recorrido

El inmediato encuentro sobre Misiones de 1968 celebrado en Melgar, Colombia y el encuentro en Caracas, Venezuela en 1969, prefiguraban lo que en 1971, en Iquitos, Perú se conocerá con el nombre de Encuentro "transamazónico" de Misiones, que «fue como el punto de partida de una Iglesia que quiere ser más fiel a su misión, expresándose y realizándose como autentica Iglesia de la Selva o Iglesia Amazónica», lo afirmaba así el recordado Mons. Miguel Irizar, Obispo de Yurimaguas. Estos encuentros no sólo denotaban presencia de obispos, misioneros, sociólogos y antropólogos, que estaban más o menos comprometidos con la compleja problemática del hombre y mundo amazónico, sino también, para ese momento significó el inicio de un significativo cambio de actitud y de consecuente compromiso con acciones concretas, que tenían como meta encontrar criterios y líneas pastorales cada vez más concordes con la situación de marginación que vivían (y todavía siguen viviendo) nuestros hermanos y hermanas de la Selva.

Se trataba entonces, de aquella convergencia de una Iglesia con rostro indígena que empezó a hablar de la liberación en Cristo, en el sentido de lograr encontrar una sociedad más fraterna y justa a la luz del Concilio Vaticano II. Después siguieron las Asambleas Regionales Episcopales celebradas en Pucallpa, Perú y paralelamente otra desarrollada en Asunción, Paraguay en 1972. Se recuerda también la Asamblea Regional Episcopal de San Ramón en 1973, que quiere expresar esa tarea fundamental que tiene la Iglesia de la Selva de una formación de una Iglesia Autóctona, de una Iglesia auténticamente amazónica. Pero vendrán otras asambleas más: el Encuentro Internacional de Chaclacayo, Lima en 1974, la Asamblea de Tarapoto en 1975 que reafirmaba unas líneas y objetivos pastorales particularmente referentes al área de los ribereños, que constituyen sin duda esa porción más numerosa que tienen las regiones pastorales. Otros encuentros que no podemos dejar de mencionar, por la importancia que tienen en este proceso de búsqueda de procesos de diálogo y escucha, fueron el encuentro de Manaos en 1977 y de Tlaxcala, México en 1978. Y si seguimos hablando de encuentros eclesiales, todos los anteriores van a encontrar en la Conferencia de Puebla, México el año 1979, el momento clave para tener una opción clara: la unidad entre los Obispos, con los sacerdotes, los religiosos y el pueblo fiel, quienes haciendo profesión de fe, expresan lo siguiente: «Creemos en la eficacia del valor evangélico de la comunión y de la participación, para generar la creatividad, promover experiencias y nuevos proyectos pastorales» y asumiendo una opción pastoral clara, «la evangelización de la propia cultura, en el presente y hacia el futuro» y la reafirmación de la «opción preferencial por los pobres», ya asumida por la Conferencia de Medellín en 1968.


El Sínodo Amazónico ha despertado gran interés de varios lados

¿Qué nos enseña este recorrido histórico por la Iglesia Latinoamericana post Vaticano II? Sin duda, la Conferencia de Medellín no sólo manifestó el interés, sino también, la preocupación de los Obispos y de los misioneros por estudiar la evangelización de las culturas autóctonas, es decir, teniendo un profundo interés de abordar el tema cultura de nuestros pueblos, y a esto le sumamos esa claridad de parte de la Iglesia latinoamericana de abrirse más y más a procesos de escucha y de participación.

En estos días, por todo su significado y desafío, la convocatoria realizada por el Papa Francisco el 2017 a un Sínodo Especial para la región Panamazónica, ha despertado un gran interés no sólo en Latinoamérica, sino también en la Iglesia Europea y de Norteamérica. Con un proceso pre sinodal donde la participación y la articulación en red y todo un trabajo, sobre todo, de escucha y de diálogo con las bases, se ha podido desarrollar en los nueve países que conforman la región Panamazónica un proceso para caminar y escucharse, como respuesta al llamado que hace la encíclica Laudato si'. Esto es sin duda, un proceso que «Amazonía: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral»como lo ha titulado el Papa Francisco al próximo Sínodo, a celebrarse en Roma desde el 6 al 27 de octubre del 2019, se ha propuesto encontrar.


Hasta que se tejió la Red

Al recordar los pueblos de la Amazonía esa visita que tuvieron del Santo Padre, en enero del 2018, ha traído a la memoria la importancia de fortalecer el trabajo de discernimiento y de escucha que viene realizando con la Iglesia, no en estos últimos cinco años, sino hace décadas, como lo podemos cotejar en la historia contemporánea de la Iglesia Latinoamericana. En medio de este contexto, el año 2014, como fruto de esa participación deseada en Medellín y Puebla y dentro de la perspectiva del Decreto Ad gentes y del anhelo de Francisco de ser una Iglesia en salida, surge la Red Eclesial Panamazónica – REPAM como «una iniciativa que brota de la acción del Espíritu Santo que guía a la Iglesia en el proceso de encarnar el Evangelio en la Pan-Amazonía».

Es sin lugar a dudas, un gran ejercicio de “caminar juntos” lo que ha significado este trabajo previo al Sínodo que dentro de poco comienza. Un trabajo que se ha extendido a diversas partes del mundo, y que en Roma, no podía pasar desapercibido.


La Amazonía ha llegado a Roma

Así como el Papa Francisco visitó a los pueblos de la Amazonía, pues ahora, son estos mismos pueblos quienes le devuelven la visita. Y esta se da en el marco de un conjunto de actividades que en torno a una “Tienda”, –bajo la inspiración vivida en Aparecida el 2007 con la Tienda de los Mártires–, en la ciudad de Roma ad portas del Sínodo, diversas organizaciones e instituciones eclesiales, junto a congregaciones religiosas y misioneras, agencias y ONGs católicas, y con representación significativa de líderes indígenas, nace AMAZONÍA: CASA COMÚN.

Son hasta la fecha, más de 240 actividades que se realizarán desde el 5 hasta el 30 de octubre. Cada día tiene una programación diversa, desde momentos de espiritualidad, pasando por eventos culturales y académicos, así como mesas redondas y conferencias, y sin dejar de mencionar, esos espacios donde la voz de los protagonistas de Amazonía: Casa Común se hará sentir. Allí podremos escuchar de buena fuente qué está sucediendo realmente con los pueblos de la panamazonía, sus luchas, sus preocupaciones, pero también sus propuestas con todos sus conocimientos y valores provenientes de los diversos pueblos amazónicos, sea indígenas, ribereños y afrodescendientes. No hay duda que la voz de los pueblos indígena en en aislamiento voluntario y contacto inicial se dejarán escuchar por aquellos que han venido a decirnos qué cosa realmente sucede con estos pueblos en constante vulnerabilidad.

La Amazonía ha llegado a Roma, con sus rostros y sus encantos, todos ellos propios de la misma selva. Los pueblos amazónicos con remo en mano y ajustando las piernas y el cuerpo han decidido 
“navegar sobre la canoa que nos conduce a lo más profundo de las aguas del Bautismo”. 

Han decidido venir a Roma para decirle a Francisco y a cada Padre Sinodal y participante del Sínodo, que son estos ríos, que como brazos gigantes forman una gran red que quieren lanzar sobre las aguas para pescar, como Pedro el Apóstol, hombres y mujeres que anuncien el mandato de Jesús: Ámense, los unos a los otros. 



Diversos encuentros, un solo fin

Amazonía: Casa Común es quien durante estas tres semanas quiere acompañar al Sínodo con oración constante, con súplicas, con cantos, pero también con una actitud de diálogo y escucha. Y esto es justamente lo que significa Amazonía: Casa Común, es un conjunto de iniciativas que expresan la continuidad de un proceso de escucha que no ha empezado ni ayer, ni el año pasado, ni hace cinco años. 


Amazonía: Casa Común es ese espacio que pretende escuchar la voz de los protagonistas: los pueblos amazónicos, la voz de aquellos quienes los representan y la voz de una Iglesia que intenta mantener una presencia que no sólo acompañe, sino también una Iglesia llamada a salir y convertirse integralmente.

Las actividades que se desarrollarán en Amazonía: Casa Común comenzarán con una Vigilia e inauguración el sábado 5 de octubre, en la Iglesia de Santa María de la Traspontina, punto focal  en medio de los otros espacios que se tendrán. Estas actividades son como un abanico de colores que expresan esa diversidad propia de los pueblos de la selva. Tendremos, por ejemplo, la muestra fotográfica “El jaguar de Chiriquete”, traída por Adveniat desde Colombia. Otra muestra importante la tiene la Red Iglesia y Minería. También en la ciudad de Milán, el PIME ha preparado una muestra llamada “El grito de la Amazonía”, entre otras.

Momentos de espiritualidad amazónica y martirial animada por el Equipo Itinerante proveniente de las fronteras del Brasil, Perú, Colombia y Bolivia. Muchas actividades de sensibilización, entre las que destacan diversas mesas de reflexión y de debate como: Experiencias de los pueblos indígenas en la defensa y el cuidado de sus territorios, promovido por el Consejo Indigenista Misionero del Brasil. Tendremos actividades que nos traen testimonios y respuestas comunitarias a la expansión del agronegocio y del extractivismo en la Amazonía; la presentación del Informe de Derechos Humanos de los Pueblos de la Panamazonía; la presentación del Atlas Panamazónico; discusión sobre el rol que desempeña la mujer en la Amazonía entre otros.

Entre los eventos académicos se destaca: “Voces indígenas”. Reflexión teológica que se realizará en la Pontificia Universidad Antonianum de Roma. Así como el encuentro de líderes indígenas con estudiantes y profesores de la Facultad Teológica de la Italia Meridional de Nápoles. Diversas proyecciones de videos y documentales que narran la vida y la situación de los pueblos amazónicos. Así como espacios para la formación e información para periodistas e interesados denominado: Conversatorio – Comunicación, Medio Ambiente y Pueblos Indígenas. 

No podemos dejar de mencionar un evento muy importante que se desarrollará en un marco de diálogo intercultural, denominado:  Laudato si’. Encuentro y Solidaridad, norte y sur. Será un espacio para que los líderes indígenas de la Amazonía y líderes indígenas de Norteamérica se sentarán frente a frente dialogando sobre lo que sucede en sus respectivos territorios. Por último, invitar a todos a participar de la PEREGRINACIÓN POR LA AMAZONÍA, el sábado 19 de octubre que tiene el objetivo de unirnos en la oración y caminar juntos, Padres Sinodales y Amazonía: Casa Común con todo el Pueblo de Dios para elevar nuestras oraciones y cantos al Dios Padre y Creador que nos llama a la conversión integral.


Roma, 01 de octubre del 2019





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