“Dejemos actitudes clericalistas, autoritarias y complejos de superioridad al
trabajar con los pobres”
Entrevista al P. Louis Lougen, OMI
Foto: en la homilía del 17 febrero 2019, Casa General OMI - Roma
Vamos a
conversar con él a raíz de que han pasado tres años desde el último Capítulo
General, ahora toda la congregación se prepara para el Intercapitular que se
realizará este julio del 2019 en la ciudad de Obra – Polonia.
Nos detendremos en tres puntos importantes: la interculturalidad, como desafío que se ha propuesto el Capítulo General OMI del 2016. Otro tema es el trabajo formativo con los jóvenes y las vocaciones que también es un desafío y un pedido de los padres capitulares. Y el otro tema es acerca de este acontecimiento que la Iglesia celebrará en América Latina y en todo el mundo, se trata del Sínodo especial para la Panamazonía, que se desarrollará en Roma este octubre del 2019. Al final hablamos del último mensaje del 17 de febrero, sobre los abusos hoy en la Iglesia.
INTERCULTURALIDAD
P. Louis: ¿Cómo ir
creciendo más intencionadamente como Oblatos identificando y respondiendo a las
exigencias de LA VIDA INTERCULTURAL en la congregación?
Pienso que este tema de la interculturalidad es muy actual y muy importante
para nosotros los Oblatos. Para mí la llave está en una palabra del Papa
Francisco que es el “ENCUENTRO con el otro”. Y de una manera sencilla, completa
y abierta, pienso que tenemos que realizar el esfuerzo en las comunidades
oblatas de poder comenzar juntos con una reflexión sobre qué es la
interculturalidad, así como también, tenemos que aprender la vida intercultural a través de dinámicas o círculos de
convivencia, y esto para ayudar a la comunidad a tratar situaciones
interculturales con más cuidado, con más capacidad. Se trata de cosas concretas
que favorezcan el crecimiento intercultural: como el compartir de la vida, contando
historias de nuestras vidas, de cada uno y de todo tipo, el uno al otro.
Encontrarnos con el otro puede asustarnos.
Por ello es necesario tener un compromiso con el proyecto de caminar con
el otro, dejando que él me cuestione, así como también yo lo pueda cuestionar. El encuentro tiene la posibilidad de
humanizarnos. Darnos el tiempo para
aprender de nuestras diferencias y conflictos.
Esto favorece la vida de comunidad: tomarse un tiempo para estar juntos,
mirándonos cara a cara, etc.
Estamos usando la palabra interculturalidad en toda la congregación. La
palabra está muy bien acogida. Recuerdo que el año 2010 la palabra después del
Capítulo fue Conversión, y mucha gente no aceptó. Mucha gente no acogió esta
palabra. Era muy espiritual. Unos pensaron que era convertir a los
protestantes, o alguna cosa así. Pienso que después de cuatro o cinco años pudimos
entender y comenzamos a abrazar el tema de Conversión.
Esta vez, y pienso que es el Espíritu Santo, la interculturalidad cautivó
la mente de los Oblatos (en el Capitulo General 36). Ahora tengo un poco de
miedo que cada uno de nosotros ponga el contenido en la palabra. No tenemos un
estudio para conocer objetivamente el significado de la palabra
interculturalidad. En esto estamos trabajando, en la comprensión de la palabra,
para que después en la comunidad propongamos dinámicas.
He dicho la palabra del Papa Francisco, “ENCUENTRO”, por muchos motivos. Para
mí, esta palabra, “encuentro”, tiene que estar en el centro de nuestra
respuesta a las exigencias de la vida intercultural. Es fundamental cuando
vamos al encuentro de nuestro hermano en la comunidad apostólica. Es imprescindible cuando vamos al encuentro
con la gente. Eso significa para
nosotros, como Oblatos, ir al encuentro de los pobres. Conocerles…, ser pastores
“con olor a ovejas”.
Pienso en esta realidad de comunicación digital. El ritmo de la vida es
veloz, es rápido, es enviar mensajes cortos. En una ocasión una madre de tres
hijos me dijo, que el 90% de la comunicación entre ella, su esposo y sus hijos
es a través de mensajes de texto. Entonces, hoy constatamos la velocidad de la
vida, así como también, la dependencia nuestra en la comunicación digital. Esta
es muy buena, no es una cosa negativa, pero hay dimensiones que tenemos que
aprender a lidiar, a enfrentar.
Hoy con la comunicación digital hemos logrado muchos beneficios. Sin duda, la tecnología ha ayudado mucho a
mejorar muchos aspectos de la vida. Al
mismo tiempo, nos arriesgamos a perder algo de nuestra humanidad. Las relaciones humanas están en peligro de
volverse virtuales, rápidas y se están produciendo cada vez más a través de una
pantalla: la pantalla del teléfono celular, la pantalla del IPod, la pantalla
del portátil, etc.
Si bien hay muchas ventajas con la tecnología, pero también estamos
perdiendo el arte de mirar a los ojos (la ventana del alma) del otro, esto es
cada vez más raro. Encontrar al otro, sentarnos para expresar cosas más
profundas es difícil. Entonces, vivimos lejos el uno del otro. La
interculturalidad exige que vayamos más al fondo en nuestro conocimiento mutuo.
Tenemos que ir más allá de los mensajes instantáneos. Tenemos que ir más allá
del “me gusta” o “no me gusta.”
Recuerdo que durante la administración anterior, este tema de Conversión,
hicimos unos recursos de cómo compartir la fe juntos. Ahora los formadores de
los escolasticados – los ocho que han
hecho el seminario de interculturalidad con los Verbitas – ellos elaboraron
encuentros para los escolasticados, de cómo sentarnos juntos y trabajar el tema
de la interculturalidad, tanto la comprensión como también en nuestra vida, de
ver las situaciones que enfrentamos.
Un ejemplo de un país:
Un joven novicio llegó a la oficina del Maestro de
Novicios. El novicio se sentó en el piso para escuchar al maestro. Y el maestro
de otra cultura ha dicho: “¿Tú no eres un adulto…?, ¡siéntate en la
silla!”.
Luego el novicio se sentó en la silla así… (gesto
de la cabeza mirando hacia abajo).
Y el maestro por segunda vez dijo: “¿Tú
no eres un adulto…?, ¡Mírame a los ojos!
Vemos aquí dos realidades diversas y un shock (en español significa: golpe,
susto, sacudida). Entonces, el novicio se conformó con lo que el maestro
quería, pero esto no fue un ENCUENTRO. Y nosotros tenemos que reconocer
estos “shocks” y entender lo que pasó e ir más al fondo para RESPETAR, para aprender el respeto por
las culturas en vez de suprimir la expresión cultural. Nosotros somos una
congregación internacional y tenemos muchos ejemplos como este.
Entonces, es importante el encuentro en una comunidad pequeña de los
Oblatos. Si lo conseguimos a pesar de que los Oblatos son muy activos. Sin
embargo, hay quienes no tienen tiempo para sentarse y conversar y hacer
dinámicas.
También hay miedo de encontrarse. Toleramos las diferencias. Cuando es muy
exagerada la música de la radio, y está muy alto, yo grito. Pues en general
aprendemos la tolerancia, mas la interculturalidad invita a una cosa más mutua.
Mutualidad para una vida más profunda.
La misma cosa se puede decir con respecto a nuestra relación con Dios. ¡Si
no podemos encontrar al hermano, no es posible encontrar a Dios! Si no tenemos tiempo para sentarnos y escuchar
a los hermanos, no tenemos tiempo para sentarnos y escuchar a Dios. Si no miramos al hermano a quien “vemos”, no
podemos mirar a Dios a quien no vemos…, de ninguna manera. La misma cosa con la naturaleza. Si no encontramos la persona humana, no
tenemos ternura, sensibilidad por la naturaleza.
Finalmente, creo que, si no podemos relacionarnos con el otro, ¡no
tenemos relacionamiento con nosotros mismos! Entonces, estamos lejos de nuestro interior,
del íntimo en nuestro ser. Si no sabemos
valorar al hermano, no podemos valorar la creación. El punto fundamental es saber relacionarse.
Hay una unidad integral entre todas las dimensiones y en todos los niveles de
las relaciones.
Padre Louis, Ud. ha hablado de la importancia de que los formadores de los
escolasticados empiecen a desarrollar todo un proceso. ¿Esto implica invertir
tiempo, invertir energías para que los formadores –los de hoy y también los del futuro– se preparen más en este campo
de la interculturalidad?
¡Absolutamente! Por este motivo ocho
formadores fueron para el Verbo Divino el año pasado para diez días de esta
formación. Mas tiene que ser una formación continua para todos los formadores en todos los niveles. Nosotros enviamos
formadores del escolasticado, pero también el año pasado tuvimos un taller con
los Maestros de Novicios, en Aix – Francia, tuvimos como parte del encuentro un
tema sobre la interculturalidad. Vino un jesuita de Lyon a desarrollar el tema.
Entonces, una cosa…! Enfatizamos a algunos Oblatos que tenemos que trabajar
con la formación este tema. ¡Y es verdad! Pero también, nosotros los “viejos” tenemos que trabajar el tema.
¿Por qué este tema?
La vida intercultural, en un primer momento, es entre nosotros, en la comunidad oblata, la comunidad de
misión. Pero, también, la interculturalidad es para la misión. De esta práctica de mutualidad cultural,
aprendemos a respetar las culturas a las cuales somos enviados. Nosotros vamos a evangelizar, no imponiendo
una cultura a la gente a quien nosotros somos enviados, sino con una
comprensión que el Espíritu Santo ya está presente en una cultura antes que lleguemos. Con humildad, con una actitud de escucha, con
apertura. Nosotros los misioneros somos receptivos para aprender de una cierta
cultura, de reconocer las señales de Dios en una cultura. Entonces, hay mucha riqueza para la vida
misionera en el tema de la interculturalidad.
También, la interculturalidad requiere que nosotros dejemos actitudes clericalistas, autoritarias y complejos de
superioridad al trabajar con los pobres.
Muchas veces somos ciegos a estas posturas dentro de nosotros mismos;
pero trabajando con la gente, con los pobres, con los pueblos originarios,
vamos a percibir, poco a poco, las actitudes dentro de nosotros mismos, las
cuales son ciegas y necesitan ser convertidas.
Por la tanto, la
vida intercultural requiere que vayamos más allá de la tolerancia para la
comprensión profunda. Pienso que los temas que se refieren al abuso de
autoridad, clericalismo, abuso de finanzas, abusos sexuales, etc. pueden ser
evitados, superados y trabajados con atención a la interculturalidad.
LO ESPECÍFICO OBLATO
EN LA FORMACIÓN
Pasemos a la segunda pregunta. Esta se ubica en el contexto de la clausura
del Año por las Vocaciones Oblatas que hemos vivido. En la carta escrita el 25
de enero del 2019:
Ud habló de
'responsabilidad para proponer a los jóvenes la vida y misión oblatas'... Entonces,
¿qué es lo específico Oblato que se propone a los jóvenes, que nosotros
los Oblatos no podríamos descuidar en un eventual proceso de discernimiento?
Lo específico que no podemos dejar: Estoy pensando en el primero de
noviembre del 2018, ese día estábamos celebrando los 200 años de las Reglas de
1818. Fue P. Fabio Ciardi quien nos ha dado una reflexión sobre este texto de
la Regla. Pienso que queremos volver a las fuentes de la congregación en lo
específico. El fundador (San Eugenio de Mazenod) es impresionante…! Desde el inicio él quería vida consagrada
para la misión con los pobres. Predicar el Evangelio es nuestro objetivo.
Él quería – inspirado por el Espíritu
Santo – hacer eso, en y por la comunidad apostólica.
Pienso que sacrificamos muchas veces esta realidad en la vida moderna. Pero
las actividades, el activismo toma lugar sobre una vida en común. Y esto
conectado a la primera pregunta…, este encuentro. Tendemos a vivir una esquizofrenia. Por otro lado, así como
buscamos tiempos libres, busquemos tiempo para nosotros mismos, para la
oración, tiempo para estar con los hermanos de comunidad, que sea una vida muy
comprometida con la comunidad oblata. Me refiero a que busquemos una vida
equilibrada. San Eugenio quería seis meses en casa orando y viviendo en
comunidad, estudiando, preparando la predicación; y después seis meses en las
calles, en la ruta, predicando, trabajando. Hoy esto no es posible. ¡Ni él
conseguía vivir eso…! (sonrisas). San Eugenio tenia este ideal y luchó mucho
para concretizarlo. Buscaba siempre la integración entre el ministerio y la contemplación.
Veo cada más claramente que, en nuestras sociedades fragmentadas (en las
familias, entre los esposos, en los partidos políticos, en el servicio público
de gobernantes a la gente, en la Iglesia), tenemos que testimoniar que la misión es vivida y hecha en y por la comunión fraterna de los primeros
apóstoles. Este fue el deseo de San Eugenio para nosotros. No solo la comunión fraterna entre nosotros, también,
la integridad de la vida interior y las actividades que nos involucran en la
misión. San Eugenio sufrió mucho con la
separación y divorcio de sus padres.
Entre los Oblatos, él quería el espíritu familiar, de la familia más
unida en la tierra.
Lo específico Oblato es la pasión
por Jesucristo, por la Iglesia y por los pobres. Los jóvenes tienen que ser apasionados, primero,
por la experiencia de Dios. Tienen que ser personas tocadas, transfiguradas por
Dios, con una alegría, una libertad expansiva. Estas cualidades vienen de una
persona que ha hecho la experiencia de Dios.
Otra cosa es: la creatividad y la
audacia, cualidades de San Eugenio. Procuramos, estamos en parroquias y
ministerios que están manteniendo la Iglesia. Pero hay padres diocesanos para
hacer eso. Nosotros tenemos que ver dónde están los pobres hoy, los nuevos
rostros de los pobres. Y cómo podemos en y por comunidad alcanzar a ellos en
nuestra vida.
Los jóvenes oblatos precisan crecer en su humanidad para tornarse personas
libres en el sentido evangélico de la libertad, no de autonomía personal o de
proyectos personales. La persona que es
evangélicamente libre, podemos pensar en San Francisco de Asís y el propio Papa
Francisco, es libre para los otros, con los otros. Esta libertad dispone el misionero para ver
los signos de los tiempos y para crear respuestas alternativas, creativas.
Junto con la creatividad está la
audacia “de intentar todo para el Reino
de Dios”. Cuando uno es motivado por la libertad del Evangelio, hay energía,
fuerza y ánimo para dar de sí mismo para el proyecto de Jesús, la Misión de
Dios. De nuevo, quiero resaltar la
unidad del trabajo misionero y la espiritualidad. Una verdadera espiritualidad
nos lleva a una entrega dinámica a la misión.
La entrega a los pobres en la misión nos lleva al encuentro con
Dios. Él es nuestra fuerza y sustento. Son
dos movimientos recíprocos de una sola entrega y oblación.
También lo específico como consagrados es vivir los votos. Pobres al lado de los pobres. Está claro que nunca
vamos a tener una vida igual a los pobres. Tenemos una estructura, mas una vida
sencilla, una vida que conocemos los pobres, que es carisma oblato. A veces
tenemos el mito, decimos siempre que estamos cercanos a los pobres. Pero a veces
tenemos que reflexionar si solo es una frase.
Tres obispos – dos Oblatos y un
diocesano – me han dicho: “Hoy los Oblatos quieren ir a la misión manejando
el automóvil con aire acondicionado, luego celebrar la Misa, y después volver a
la casa parroquial, encender la TV grande para mirar futbol. Y no tienen la
presencia, el encuentro. Es una Misa y volver y no están aprendiendo la lengua
de la gente”.
Entonces, algo específico que no podemos perder es esa cercanía, la lengua,
la cultura. Entrar en la cultura y no ser solamente visitadores. Lo esencial es
ser voz profética al lado de los más pobres.
SÍNODO PANAMAZÓNICO
A propósito de sus palabras P. Louis, sobre la importancia de estar con la
gente, en medio de las culturas, aprender nuevas lenguas, de encontrarnos con
la gente. La tercera pregunta está dentro del contexto del próximo Sínodo
especial para la región Panamazónica que se realizará este año 2019, aquí en
Roma:
El Sínodo Panamazónico
es una oportunidad para discernir como Oblatos temas como "Conversión
Ecológica" y "Misión entre los Pueblos Originarios". ¿Cómo la
congregación está viviendo este signo, esta oportunidad para la Iglesia?, ¿cómo
nos estamos preparando para este acontecimiento que se desarrollará aquí?
De veras que nosotros no estamos comenzando ahora. El anterior Sínodo de la
Juventud ha tomado nuestra atención. Personalmente hablo con el equipo de Misión
del consejo general acerca de nuestras preocupaciones. Pienso que este Sínodo
Panamazónico es una gran oportunidad. Nosotros los Oblatos estamos presentes en
Bolivia, Perú, Colombia, Venezuela, Surinam, Guayana Francesa y Brasil. No estamos en Ecuador y Guayana. Entonces,
estamos en siete de los nueve países que conforman toda la región Panamazónica.
Es una oportunidad para ver si los Oblatos pueden tener una visión y
trabajo en común como respuesta a este llamado del Papa Francisco y del Sínodo.
Podemos pensar en grande como Oblatos pero en comunión con la Iglesia, con
otras congregaciones, con laicos, con hermanas.
¿La REPAM – Red Eclesial Panamazónica – está
trabajando estos temas?
Tú me has hablado varias veces sobre este tema. Se trata de cómo
insertarnos en este proyecto común que se viene realizando.
El Sínodo es una oportunidad que nos ofrece para discernir juntos, como Oblatos misioneros, para pensar más allá de nuestras fronteras de unidades, y
comenzar a entender una misión común y
abandonar los proyectos personales, por más interesante y buenos que sean. Claro, no hacemos eso solos, lo hacemos también
en diálogo con la Iglesia, con las conferencias episcopales, con las otras congregaciones. Debemos sumar fuerzas para un enfoque y
proyecto común, en lugar de trabajar aislados, separados, haciendo cada uno lo
que quiere.
Otro pensamiento es que el Sínodo para nosotros como Oblatos es un
oportunidad muy concreta y muy rica para vivir
más fielmente la Constitución n. 9: “Miembros de una Iglesia profética;
testigos de la santidad y justicia de Dios; anunciar la presencia liberadora de
Cristo y el mundo nuevo que nace de su resurrección, hacer que se escuche el
clamor de los sin voz”, etc. Esta
invitación para mirar y comprometerse con la Región Amazónica es una
oportunidad para vivir al lado de los indígenas como también, al lado de la
naturaleza devastada por los hombres.
Muchas veces buscamos maneras de concretizar el compromiso nuestro con
Justicia y Paz y la Integridad de la Creación. Este llamado de la Iglesia es
muy urgente, es una manera muy
concreta de vivir este compromiso profético que tenemos de cuidar de la tierra
y estar al lado de los pueblos indígenas.
Es un clamor a partir de los olvidados que no son numerosos, pero por
este motivo son dignos de la atención de la Iglesia. Tenemos ministerios con
los pueblos originarios en la base, pero podemos hacer un esfuerzo mayor para
una pastoral más amplia.
Escuché otras críticas, que América Latina tiene otras prioridades, hay muchas necesidades. La pobreza en
las grandes ciudades es abrumadora, como también en la zona rural. La violencia en las favelas. Son millones y
millones de personas que viven en las ciudades, y en comparación con la región
amazónica, donde la población es poca. Hay otros desafíos como Iglesia ¿qué
estamos haciendo frente al crecimiento de los grupos evangélicos?, ¿qué estamos haciendo
frente al grito de los pueblos originarios y el grito de la naturaleza? Esto es
una llamada para los misioneros.
Por eso el Papa Francisco está llamándonos a actuar frente a la devastación
de la naturaleza, ya que esto tiene un efecto mundial. Y si la población de los
pueblos originarios es poca respecto a la población de América Latina, pues es
así, como Jesús comenzó, en un pueblito de Belén, de Nazaret. No en Roma, no en
Jerusalén, sino en la periferia, entre los más pobres, los más olvidados. Son
gente importante para Jesús.
La realidad la he pensado así: es como la historia de David y Goliat.
Tenemos el pequeño David que es como los pueblos originarios, y Goliat es como
los países de América del Norte, de Europa, de Asia. Un Goliat que está robando
y destruyendo la Amazonía, la naturaleza. Entonces, nosotros los Oblatos
debemos estar con los más pobres, que son en este momento los pueblos
originarios y la naturaleza que está siendo devastada.
Entonces, para nosotros este llamado (que hace la Iglesia con el Sínodo) es
muy Oblato, muy fuerte para discernir en común, y ver cómo podemos sumar
nuestras fuerzas, que no es grande cosa. Somos así, pequeños, pues podemos
hacer junto con la Iglesia y con los otros que están al lado de los más pobres
y vulnerables. También la Creación en la Amazonía está muy vulnerable.
Tenemos nosotros los
Oblatos una tradición como comunidad religiosa misionera, ya desde muchos años,
desde los inicios de la congregación, de trabajar con pueblos indígenas y
pueblos originarios. San Eugenio de Mazenod desde el inicio mandó a José Gerard
a Lesoto, mandó a otros misioneros a Ceilán, hoy Sri Lanka. A otros los mandó
al norte del Canadá con los Inuit. Entonces, en estos 200 años si hay una
variable que ha estado constante en nuestra congregación es justamente trabajar
con los pueblos originarios.
Es verdaderamente el alma Oblata. El sueño de cuantos misioneros, cuantos
jóvenes, cuantos muchachos – al ver la fotografía del misionero entre los Inuit
– Ronald Rolheiser, un Oblato canadiense, es quien escribe: “fue la imaginación
misionera por generaciones de jóvenes que eran atraídos para entrar a los
Oblatos”. Pienso que verdaderamente es un hecho que desde el inicio, desde los tiempos del fundador, estamos al lado de los pueblos originarios.
ABUSOS
P. Louis, esta
pregunta es la última: Nos llamó la atención su carta por el día Oblato del 17
de febrero. Es una carta muy profunda, Ud. está haciendo un llamado muy
profundo. ¿Qué tiene que decirnos haciendo eco de esta carta que ha escrito a
todos los Oblatos?
En este momento actual de crisis, no solo por ser un momento de crisis,
sino porque es fundamental – y está
conectado a todo lo que hemos hablado – cuando decimos encuentro,
interculturalidad…; el abuso de autoridad es una falta de poder encontrar al
otro. Es una falta de poder respetar al otro.
Abuso de autoridad, clericalismo, abuso financiero, abuso sexual es una incapacidad
de relacionarse. La primera cosa que el Papa Francisco enfatizó es nuestra
preocupación por las víctimas, por los heridos.
Tengo mucha vergüenza de nuestra parte de esconder, de negar, de correr de
las personas, y no admitir. Tenemos que asumir nuestra parte. Tenemos que pedir
perdón así sinceramente y luchar para que no haya más oportunidades para el
abuso. Hemos luchado para tener una política en cada unidad. Después de tres o
cuatro años no todas las unidades están colaborando, es como una lucha. A veces
la unidad tiene una política, un protocolo, pero esto es solo una mera
formalidad. Es para decir a Roma que ellos tienen, pero cuando surge un
problema, ellos no saben lo que deben hacer. Que al final es una mera
formalidad y no llegan a lo serio.
A veces continuamos a pensar que eso es cosa de los americanos o los
irlandeses y en nuestra realidad no es problema. Es en todas partes del mundo. La
prensa está revelando nuestros pecados, y eso es una humillación por la
Iglesia, mas no es la peor cosa. Pienso que esto nos va llevar a una vida
mejor. Por eso, imploro a los Oblatos que llevemos muy en serio esta cuestión.
Que acojamos a las víctimas. Que demos apoyo para las víctimas de abuso sexual, y que
realmente luchemos en la prevención para que esto no pase.
Tenemos que mirar también el tema del abuso de autoridad en lo financiero –
el abuso financiero. A veces no tenemos moral, jugamos con el patrimonio de los
pobres. Tenemos problemas de robo, de falsificación. Es una lástima. Entonces,
volvemos otra vez a la formación inicial. No para echar culpa, sino para
enfatizar, para mejorar. Así como el tema de interculturalidad, tenemos que ver la
afectividad, la sexualidad, la manera de ejercitar la autoridad. Una cosa en la
interculturalidad, cómo cada cultura ve la autoridad. Es interesante, porque
hay culturas donde yo "he subido" en la estructura de la congregación, pero nunca más
puedo… – y a mí no me gusto decir bajar – pero que las personas vean cómo es esto de "bajar" en la estructura. P. Guillermo
Steckling para mí es un ejemplo. Era Padre General, después fue a una casa de
formación como socio, no tenía carro, tomaba el autobús, caminaba en la
comunidad para celebrar la Misa. Pues, hay culturas donde eso no es posible, – yo fui provincial o superior y no puedo
bajar – en un sentido falso. Entonces, hay el abuso sexual, pero tenemos
que ver el clericalismo, el autoritarismo, que puede suceder en una parroquia, en
una casa de formación.
P. Louis Lougen, acabando
esta entrevista me queda decirle muchas gracias por su tiempo y por responder a
estas preguntas. Y feliz 17 de febrero.
También para
ti. Esto fue un encuentro, a mí me gustó mucho. Gracias por las preguntas que
son muy perspicaces y contundentes. Buen trabajo. Gracias por el entusiasmo y
la pasión mazenodiana, que es otra cosa específica que no podemos fabricar,
pero es obra del Espíritu. Gracias por este entusiasmo.
Roma, domingo 17 de febrero del 2019
193 ANIVERSARIO DE LA APROBACIÓN DE LA CONGREGACIÓN
DE MISIONEROS OBLATOS DE MARÍA INMACULADA
Entrevistador: P. Roberto Carrasco, OMI