miércoles, 7 de junio de 2017

Testimonio joven indígena: "Me avergonzaba de tomar masato"

AQUÍ COMPARTO CON USTEDES UN BELLO TESTIMONIO DE UNO DE LOS JÓVENES NAPURUNAS. ÉL FUE PARTE DEL PROCESO DE FORMACIÓN Y ACOMPAÑAMIENTO QUE RECIBIERON LOS NIÑOS Y JÓVENES DEL NAPO DURANTE LOS AÑOS DEL PROYECTO RECREARTE Y LA ACADEMIA SAN EUGENIO DE MAZENOD.

"Soy Marcos Tony Marin Jipa, naci en la comunidad de Santa Clotilde el año de 1994. Mi mamá es una indígena kichwa y mi padre es de San Martín.

Desde muy pequeño yo era una persona tímida para conversar con mis compañeros. Además yo tenía vergüenza de lo que yo era. Es decir, me avergonzaba de tomar masato, de no tener zapatos y ropas nuevas; por esa razón yo me sentía que era discriminado por la sociedad. Además no tenia mi autoestima bien alta. 
En esa  misma comunidad  terminé mi primaria y secundaria, pero mi autoestima aún era baja. Tampoco conocía mis orígenes indígenas porque mi familia nunca me contaba sobre ese tema.  Mi mamá no me quería contar porque no quería que sufriera como ellos cuando eran niños.

Mi sueño principal era ser ingeniero, pero como mi familia no tenia la posibilidad de hacerme estudiar lo que yo deseaba, entonces, se me vino otra oportunidad. Gracias al padre Roberto y al padre Edgar pude estudiar en el Programa de Formación para Maestros Bilingües de la Amazonía Peruana - FORMABIAP. Empecé mi formación para docente bilingüe en las comunidades de mi zona. 

Yo soy un joven que nunca visité la ciudad. Recuerdo el día que fui por primera vez a Iquitos, para mi era como entrar en un mundo nuevo. Es decir cuando vine por primera vez todo era nuevo: las casas, los carros, la gente, etc. Además, alejarme de mi familia por primera vez era penoso, porque cuando me despedí  yo lloré delante de ellos. De la misma manera fue cuando fui a la ciudad capital Lima, todo era nuevo para mi.

Cuando entré a Zungarococha conocí mis nuevos orígenes y me di cuenta que yo pertenecía a un pueblo indígena que era kichwa.  El primer año no me animaba a ser maestro porque no me gustaban los niños y niñas, en otras palabras no tenía paciencia. Cuando iba pasando el tiempo  me iba acostumbrando a sus travesuras. Esto gracias a las prácticas pre profesionales que realizaba en la comunidades indígenas. Ahora soy egresado del pedagógico y  trabajaré por primera vez en la comunidad nativa de Soledad.

Toda estas  experiencias  lo tengo gracias a mi familia y a todas las personas que me apoyaron. El apoyo no solo es con el dinero sino con ánimos, consejos, etc.

Ahora tengo una promesa que cumplir:
"Es apoyar a uno o más jóvenes, como me apoyaron a mi".

Lo tengo claro:
- para lograr tus sueños siempre mantenga la cabeza en alto.
- escucha los consejos de las personas que quieren un buen futuro para ti.
- ayuda a los que más lo necesitan.
- los obstáculos no son tus debilidades sino son tus nuevos retos para seguir adelante. 

También en  esta poca experiencia aprendí sobre los derechos que tengo como indígena, las estrategias que se utiliza en los niños (as), y por último, es que la última esperanza para un mejor desarrollo del país y del mundo son la nuevas generaciones. Por eso con mucha razón me animo a trabajar con los niños y los padres de las comunidades indígenas del Napo".


(enviado por email al P. Roberto el 28 de febrero 2017)

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