domingo, 9 de octubre de 2016

FRANCISCO... El Papa Comunicador - II parte


¡ Papa Francisco, gracias por enseñarnos 
cómo comunicar !

Hace una par de días he vivido una de las experiencias más grandes de mi vida: Tener cerca al Papa Francisco y estrecharle las manos. Una de las cosas que inmediatamente se vino a mi mente en ese momento, incluso, previo a este encuentro es un pedido que me hicieron algunos pueblos amazónicos donde tuve la oportunidad de vivir, allá en el río Napo. Ellos me pedían que la primera vez que me encuentre con el Santo Padre les diga: "Papa Francisco, los pueblos indígenas de la Amazonía rezan por ti". Y eso fue exactamente lo primero que le dije cuando lo vi. Unos minutos que se imprimieron en mi mente y en mi corazón difícil de olvidar. Al retornar, alguien me dijo: ¿acaso él te ha preguntado por ellos? Después de escuchar esta pregunta, solo atiné a quedarme callado, pero dentro de mí había un deseo profundo de decirle muchas cosas, porque parecía que no entendía lo que le estaba comunicando.

Ahora con calma, después de unos días dando vueltas a esta pregunta -que me llegó como una piedra sobre la cabeza-, puedo hacer algunas reflexiones al respecto.

El primer año aquí en la universidad se estudia mucho un concepto fundamental, la razón de ser de nuestra especialización: LA COMUNICACIÓN. En realidad hay tanto que se ha escrito y se sigue escribiendo de este concepto porque los campos de estudio son cada día nuevos y es difícil concluir un tema que todavía no ha sido lo suficientemente entendido y comprendido, tanto en los núcleos pequeños como en los grandes. Ninguno puede decir que ha concluido o que tiene la última palabra en esto, porque en definitiva, en lo poco que he aprendido, la comunicación no es sólo la transmisión de una cualidad, de una energía o de un movimiento. La comunicación es participación, es escucha, es intercambio, es reciprocidad, es comunión.

Inmediatamente después de escuchar una frase o unas palabras de otra persona que se dirige a ti, vienen a la mente numerosas situaciones que te motivan a responder de varias formas a una pregunta, a una afirmación o simplemente a una pequeña frase que puede o no decirte algo. Hay códigos y reglas de comunicación que necesitan conocerse antes de utilizar algún conocimiento o alguna idea, e incluso, una simple expresión. Lo importante es "pensar más de dos veces antes de hablar o simplemente sonreír y quedarte callado, para re-pensar y luego responder". Es juntamente en esta parte del  proceso de la comunicación que empiezan: los diálogos, los malentendidos, los conflictos, las diversas reacciones, en suma, los diversos tipos de aprendizajes que implica responder a una intervención o no.

Siempre el contacto con el otro implica o debe implicar apertura. Claro, con naturalidad y sin prejuicios. Esto no siempre es fácil pero la tarea se vuelve un desafío si quiero mejorar mi forma de comunicar. Al  final, lo que empieza con una intención puede terminar, si uno "mete la pata" en un malentendido. Esto es lo bonito de la comunicación: implica que tanto la persona que me habla sepa bien lo que está diciendo y el que escucha sepa bien lo que va a responder. En este círculo las reglas dependen de varios factores: cultural sobretodo, psicológico y educativo. Solo quiero referirme a estos tres, porque hay muchos más.

La sociedad dominante por muchos años, todavía sigue creyendo que sus códigos y/o "valores" son los únicos y correctos y que tienen -todavía- el poder de imponerlos. En estos tiempos no hay grupo humano que se puede darse el lujo de afirmar una cierta exclusividad, solamente entre ellos. La comunicación intercultural nos está abriendo la mente para poder entender que en la comunicación hay otros elementos como el respeto, la  tolerancia, el intercambio abierto y el diálogo sincero y productivo entre los diversos grupos humanos que existen. Los choques culturales encontrados al recorrer la historia humana -la historia de los pueblos-, nos siguen enseñando que hay un basto mundo de cosas por conocer. Esto implica que crear nuevas reglas con las cuales debemos de comunicarnos es un desafío y una tarea continua de hacer. La diversidad nos debe llevar a crecer, nos debe transmitir nuevos conocimientos, nos ayuda a entender que no soy exclusivo o simplemente único. La exclusión no tiene cabida en este contexto.

Un segundo momento es el factor psicológico. Cuando realmente he podido encontrar una justa respuesta a la clásica, pero profunda pregunta: ¿quién soy yo?, entonces, puedo comenzar a repensar mis ideas, mis proyectos o quizás mis motivaciones. La manera de como me estoy comunicando me debe ayudar a darme cuenta de la importancia que tienen mis reacciones cuando doy una respuesta a cuestiones o interrogantes que van apareciendo. Si logro hacer un proceso de reconocimiento de estas reacciones individuales, puedo esclarecer, por ejemplo, cuáles serían las causas de algunos conflictos que surgen o las consecuencias de una comunicación improductiva desde el punto de vista de la persona que está abierta a saber y no ha terminado de aprender. Probablemente una actitud y/o aptitud "pasiva" frente a una que quiere imponerse no me permite crecer y desarrollar todo lo que puedo o podría aprender. Lo cierto es que si permanezco en silencio por mucho tiempo he colaborado a la continuidad de un paradigma comunicacional que hoy no tiene lugar, porque la comunicación es reciprocidad. No vale quedarse callados frente a las provocaciones, es mejor saber que quiero comunicar.

Y esta es justamente la última parte de esta reflexión: al final de cuentas: qué estoy comunicando o quiero comunicar. Esta dinámica de la comunicación crea un espacio de constante y continuo aprendizaje. La comunicación es escucha y es intercambio. Ya lo decía Watzlawick: "No se puede no comunicar". Y esto es totalmente cierto. En términos educativos, la comunicación es un proceso por el cual el ser humano toma conciencia que aquello que comunica o aquello que escucha se impregna en su ser que desea transmitirlo, darlo a conocer, compartirlo. En definitiva, si la reciprocidad y el intercambio se entrelazan nace un proceso educativo donde tanto el receptor y el transmisor aprenden juntos, asimilando códigos, valores, ideas, conocimientos. Son esos estímulos que favorecen una educación crítica, razonadora y reflexiva. De lo que se trata es de buscar e intercambiar experiencias y lograr compartirlas en diferentes realidades que me toca vivir. No puedo impedir mi crecimiento como persona. Somos seres en continuo aprendizaje cada día.

Entonces, retomando la primera parte: Si le dije al Papa Francisco que los pueblos indígenas rezan por él, es porque si ellos tuvieran los medios para decírselo, bastaba solo que ellos mismos lo hagan, pero la realidad es que no lo tienen, todavía. Si nosotros podemos ser canales de transmisión, me convenzo más todavía, que la comunicación realmente es productiva y favorece la comunión cuando por el canal no solo recorren piedras, sino agua que está en constante purificación. Si no incluimos a ellos en nuestros procesos comunicacionales jamás los entenderemos. De igual modo, si nosotros no entramos en sus procesos comunicacionales de ellos, jamás comprenderemos porque realmente estamos aquí. Si la comunión existe es porque el ser humano se ha dado cuenta que no está solo y que necesita del otro para vivir, para crecer, para desarrollarse. Los pueblos indígenas pueden tener otros códigos, otra lengua, pero los valores son los mismos. Lo bueno, lo justo, lo verdadero es por lo general, en todos los grupos humanos casi lo mismo, desde el punto de vista ético.

Al acercarme y al mirar al Papa Francisco aprendí dos cosas: la primera es que es UN HOMBRE, y que por el hecho de ser justamente eso, persona humana: su vida, sus gestos, sus miradas, su forma de gestualizar, sus movimientos, en definitiva sus palabras nos comunican lo que es él en realidad. Y lo segundo, cuando lo vi cara a cara, encontré un HOMBRE CANSADO. Una persona que trabaja mucho, que comunica mucho. Toda su vida comunica. Pero que en medio de todo, él no se cansa de sonreír. Y esto es el ingrediente fundamental en la comunicación: la sonrisa sincera es un acertado canal para transmitir lo que uno tiene dentro, -sus convicciones- lo que uno cree, lo que uno está pensando, reflexionado, orando o simplemente viviendo cada día. Cuando la coherencia se suma a todo esto, lo que se está comunicando, simplemente renueva y alimenta la vida de quien lo recibe.

¡Gracias Papa Francisco por ser un Comunicador por excelencia !





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