Recorriendo una vez más los pueblos del Alto Napo suelo
conversar con la gente, escucharlos, trato de entender la problemática que
resulta muy difícil y complicada por varios motivos. Lo cierto es que no me
dejo de sorprender por todo lo que pasa cuando llego a la localidad de Cabo
Pantoja.
Esta localidad está ubicada en la misma frontera con el
Ecuador, en pleno río Napo. Cabo Pantoja es la capital del distrito de Torres
Causana. Pequeña por la cantidad de familias que en ella habitan. Grande por
sus múltiples problemas que representa. Por ser capital del distrito más
alejado y fronterizo por esta parte del Perú, Cabo Pantoja no deja de ser un
lugar para dedicarnos un poco a investigarla y conocerla.
Hace casi dos años sucedió un hecho más que relevante. Nació
una nueva comunidad nativa kichwa llamada Dos Fronteras frente a Cabo Pantoja.
Fue un febrero del 2012 que aproximadamente unas 20 familias de la etnia kichwa
(mayoritaria población en el Alto Napo) decidió separarse de Cabo Pantoja por
razones más que suficientes. El primer apu, que ejerce el cargo de Juez de Paz
en el distrito de Torres Causana, decide con un grupo de pobladores reunirse y
separarse de la capital del distrito señalando que: Por estar ubicados al
frente de la localidad, al otro lado de la banda del río Napo eran familias no
atendidas por el gobierno local: “los beneficios que llegaban a Pantoja no
llegaban a nosotros”, es el testimonio de uno de sus pobladores. Con el apoyo
del profesor bilingüe, Wilder Condo Capinoa, se logró recoger en kichwa (que
fueron traducidos por el profesor) los testimonios de la población que señala: “Somos
familias olvidadas. Somos de la raza kichwa. No queremos perder nuestra
cultura. A nuestros hijos en la escuela no se les enseña en nuestra lengua.
Queremos recuperar nuestra cultura ancestral, nuestros valores. Frente al
abandono que vivimos por parte del estado y de los gobiernos locales y
regionales decidimos formar una nueva comunidad. ORKIWAN nos ha apoyado en
nuestra decisión. A Pachayaya – Dios – las gracias porque nos ayudó en todo
esto”.
El distrito de Torres Causana ha tenido cuatro alcaldes
kichwas. Al parecer más de uno con grandes dificultades en ejercer su función.
El mundo mestizo por lo general se quiere imponer. Las leyes occidentales
quieren regir la vida de pueblos amazónicos que ni conocen lo que pasa, ni
saben los contenidos de estas leyes. El tema es que se quiere legislar y tomar
decisiones en un lugar que por historia ha sido y es abandonado por el estado.
Ni siquiera la presencia del Ejército Peruano (EP) representado por el Batallón
de Selva N° 27 – TACNA es garantía para una vida segura y digna. El EP por lo general
ajeno a los reclamos de estas minorías solo se ha dedicado a “cuidar/proteger”
la frontera, y cuando llegó la empresa petrolera , al parecer, a dar seguridad
y confort a ella.
Cuando la empresa petrolera SubAndean estaba por la zona, al
llegar a Cabo Pantoja uno podía ver dos realidades terriblemente opuestas: al
frente, unas familias kichwas sin agua segura, luz, y otros servicios básicos,
sin escuela, buscando afianzarse como pueblo indígena en medio de sus valores y
de su cultura. En la parte que corresponde al BIS 27, afincados allí los
servidores de la petrolera con todas las comodidades que uno ni se imagina: Luz
las 24 horas, agua tratada todo el tiempo, cocineros y comida a las horas,
internet, teléfono, pintaron las instalaciones de la villa militar para ubicar
allí a sus ingenieros y grandes funcionarios de la empresa. Un mundo totalmente
aparte.
Y en medio de todo esto, un gobierno local ausente,
silencioso, cauto por momentos. El actual alcalde, profesor Gabriel Ashanga
Jota, profesor bilingüe, director de la IE N° 60329 – Monterrico de Angoteros,
tratando de justificar al pueblo kichwa que lo eligió los gastos hechos en su
gestión, no deja de ser un gobernante presa de sus asesores. Edward Tang, ex
alcalde del distrito de Mazán, entre otros con “poder casi absoluto” hacen y
deciden lo que se gasta o realiza en el municipio de Torres Causana.
En esta parte del Perú, la frontera está abandonada. Pueblos
que viven en extrema pobreza resisten frente al avance del poder económico y
las políticas extractivas que existen y que han priorizado el petróleo antes
que la vida digna de los peruanos y peruanas de esta parte del país.
Algunos asuntos que nos debe llamar la atención:
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El local municipal está en abandono. No funciona
casi nada. Solo el registrador civil.
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La ausencia del alcalde es continua.
Probablemente por tantas “gestiones” en la ciudad de Iquitos.
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Una Policía Nacional que recientemente ha construido
su local para atender a la población. Por mucho tiempo su lugar fue una pequeña
oficina en el municipio.
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Un Centro de Salud que atiende casos casi de
Tópico. El gobierno regional recientemente entregó una ambulancia con un motor
que ya no funcionan. Carentes de medicinas y de personal médico para ser un
Centro de Salud de ese nivel. Serumistas intentan dar la cara con lo poco que
cuentan.
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Una lancha, la Moto Nave Cabo Pantoja, con
varios meses estancada y deteriorada sin servir a la población agrícola. Cuando
uno la mira la desconoce. La población no entiende todavía porque de ese descuido.
Una chatarra vieja que no vale.
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Una institución educativa que lucha por mantener
sus metas de atención. Los niños y niñas kichwas han sido retirados por sus
padres de la nueva comunidad Dos Fronteras para recibir educación bilingüe allí.
Una escuela inicial en abandono por más de tres años. Una reciente profesora
contratada sin título que la justifique intenta algo.
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Una pista para avionetas abandonada por años.
Recientemente la Marina de Guerra del Perú se ubicó allí para hacer presencia
con un marinero que la representa.
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No hay QALI WARMA. Desde que empezó este programa
social los niños y niñas no disfrutan de estos alimentos. Y el MIMP y el MIDIS se
jactan que trabaja por la niñez.
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Aguas del río Napo contaminadas a causa de los
derrames ocurridos en la parte del Ecuador. Son varios derrames que han
ocurrido en el Ecuador y nadie dice nada.
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Una población amenazada por la presencia y las
operaciones extractivas que se realizarán en el ITT Yasuní, ubicado en el
Parque Nacional Yasuní. Justo en plena frontera con el Perú. Un tema que en el
lado peruano nadie comenta por el desconocimiento que hay. Gravísimas
situaciones vivirían los pobladores del Alto Napo frente a un posible derrame
petrolero en esta parte del país.