jueves, 11 de julio de 2024

Asamblea de Pueblos Originarios en Angoteros - 2024

Hay un SUEÑO que es BUENO

Algunas reflexiones personales para compartir
sobre la Asamblea de Pueblos Originarios

Por Matías Viñas


Mientras luchamos por ellos y con ellos,
estamos llamados a ser sus amigos,
a escucharlos, a interpretarlos
y a recoger la misteriosa sabiduría que
Dios quiere comunicarnos a través de ellos
(Francisco, QA 72)


La idea de una asamblea de Pueblos Indígenas surgió en una pequeña reunión, una vez que los misioneros presentes, en medio del encuentro, nos dimos cuenta que teníamos que guardarnos nuestras ideas, proyectos, planes y nos abrimos a escuchar a los abuelos indígenas que participaban. Y desde ahí, el proceso fue acompañado por algunos pocos indígenas que dieron su palabra en momentos claves (y nos quedamos con un dejo amargo de que no encontramos los tiempos o las formas para que acompañen todo el proceso previo). Pero esas pocas y sabias palabras marcaron rumbo, forma, método… Esto sumado al proceso de preparación en el territorio que hicieron los Kichwas de Angoteros acompañados por Domi. Y otra clave del proceso de génesis fueron los tantos encuentros virtuales entre misioneras y misioneros donde nos abrimos al diálogo, a discusiones, al silencio, al compartir… a construir juntos para que los indígenas puedan encontrarse y nosotros con ellos. Ya en el encuentro, que los indígenas tomen la iniciativa y el protagonismo fue un regalo para todas y todos.La Asamblea fue un animarse a dar un pequeño paso desde los indígenas y con los indígenas para todos.

La Asamblea tuvo también dos aspectos muy importantes del modo como los indígenas amazónicos buscan construir sus autogobiernos y cuidar sus territorios: desde la identidad cultural y desde abajo, desde la bases (“compartiendo las sabidurías celebramos la diversidad”).

Y tuvo un aspecto propiamente eclesial, el cual nos diferencia de instituciones, del Estado, de ONG´s: los hemos convocado y acogido desde el abrazo de una familia, desde la alegría y la ternura… desde la amistad.

A nivel de las misioneras y los misioneros creo que la Asamblea nos dejó por lo menos tres certezas:

- la buena relación que hay entre todos (que tiene su larga historia vicarial y que nos alegra vivirlo en el presente)

- la capacidad de trabajar en equipo, en sinodalidad, tanto de los que fuimos como de muchos que no pudieron estar y que trabajaron muchísimo (Mazán, Santa Clotilde, Punchana, Aucayo) como así también la capacidad de compartir (comimos todos y sobró!)


Esas dos cosas ya las sabemos, aunque es lindo volver a confirmarlas y a vivirlas. Y la tercera creo que es una novedad: nos dimos cuenta de que somos muchos los convocados por los indígenas, que queremos que ellos sean parte de nuestra misión en la Amazonía y nosotros ser parte de sus vidas. Y esto nos desafía.

Me vienen al corazón algunas frases dichas por algunos de los participantes, tanto en los momentos donde estaban todos como en conversaciones con algunos (no serán frases exactas, pero sí el sentido de lo que han dicho) que me ayudan a reflexionar frente a este hermoso desafío.

En las palabras conclusivas del Waynaru hay mucha sabiduría. Dijo que “todos hemos, tanto los indígenas como los misioneros”. Hemos dado pasos de interculturalidad, de mutuo reconocimiento y aprendizaje, con relaciones horizontales intentando evitar relaciones de poder.

Y también habló del Buen Vivir. Pudimos entrar, aunque sea un poquito, en el mundo indígena. Otras miradas, otras lógicas, otras historias, otras narrativas. Algo “otro” frente a los modelos de desarrollo, de neocolonialismo, de relaciones de poder, de filosofía judeo-cristiana, de espiritualidad occidental católica, de búsquedas de resultados con índices cuantitativos que tienen que mejorar. Nos hemos adentrado en un camino “otro”, diferenciado

Una lideresa en un momento de conversación dijo: “qué vamos a decir si estaban los blancos”. Y otro le respondió: “Es cierto, pero fíjate que estaban bien calladitos”. Pienso que hay una historia dolorosa de colonización y como iglesia nos toca ser muy humildes porque hemos generado grandes dolores. La historia hace difícil que podamos desprendernos de ese lugar de poder que hemos ocupado como iglesia y que podamos estar como Jesús, pasando por uno de tantos. Me duele nuestra historia y me da miedo repetirla de una manera nueva. Y por otro lado voy tomando conciencia que hay cosas que son de los indígenas y donde sólo podremos entrar si nos invitan como bien nos dijo Ferney. Y habrá cosas que como dice Don Miguel “tienen secreto”, les pertenecen sólo a ellos. Frente a esto, en la escucha atenta, valoraron un signo de la humildad eclesial.

Rescato también una conversación entre Ramón y Don Miguel, donde Ramón le pregunta si le gustaría que él fuera a vivir con ellos. La respuesta fue rápida y rotunda: “Eso es lo que queremos”. También cuando le preguntaron a la abuela Ortencia qué es lo que más le gustó, respondió rápidamente: “me quería quedar ahí”. Don Santiago fue bien claro cuando nos dijo a todos los misioneros y misioneras que tenemos que acercarnos con alegría y con un abrazo. Y el joven Lizardo, en la sacralidad que tiene la palabra Murui en la noche, rescató los dichos de Fernando en la asamblea sobre la amistad. Pienso que antes que una institución aliada reconocen una identidad más profunda de la iglesia que es ser familia en el amor y quieren que entremos con esa amistad y ternura en su mundo de relaciones y reciprocidad.

Pero también hemos escuchado que reconocen que la iglesia es institución y nos han pedido ser sus aliados. Concretamente recuerdo algunas temáticas: juventud, liderazgo femenino, relación con el estado, cuidado de la naturaleza y los territorios. Cosas para seguir trabajando en la pastoral social (y por qué no ecológica también) que, como nos propone CEAS, tenga un enfoque intercultural y crítico. Es decir, que a través del diálogo con los pueblos indígenas y del reconocimiento de sus derechos busquemos ayudar a terminar con las causas de la pobreza, discriminación, colonialismo, extractivismo, cambio climático, etc.

Y termino con el sueño que Domi nos compartió en el cierre de la Asamblea: “Hay un sueño bueno y ese sueño es una opción preferencial por los indígenas”. Mientras tomo la “wayusa argentina” seguiré intentando descubrir por donde va ese sueño, esa voz de Dios, ese Espíritu, esa misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos.

Gracias a cada misionera y misionero y a los indígenas que han participado por enseñarme, por cuestionarme y sobre todo por caminar juntos.

En síntesis la Asamblea me ayuda a descubrir algunas luces:

desde los indígenas y con los indígenas para todos.
desde la identidad cultural y desde abajo, desde la bases
desde el abrazo de una familia, desde la alegría y la ternura… desde la amistad.

Y me ayuda a pensar y reflexionar sobre algunos posibles caminos:

Somos muchos los convocados por los indígenas, para caminar en interculturalidad
y escucha atenta, transitando un camino “otro”, diferenciado, de los indígenas; vivir
con ellos, siendo familia en el amor, en la amistad, en las relaciones y la reciprocidad
y siendo aliados con una pastoral social y ecológica intercultural y crítica.

Hay un sueño que es bueno y es el sueño de la opción preferencial por los indígenas.




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