“NOS ENCONTRAMOS EN LA CAPILLA”…
25 años después – Pastoral Juvenil
del Señor de los Milagros del Km. 11 – Comas - Lima
Por Roberto Carrasco, OMI
“A ti venimos en procesión…”, reza así una pequeña parte de un gran himno que todo peruano, que ama al Señor de los Milagros, canta cada octubre de cada año. “Tus fieles devotos a implorar tu bendición…”, y es realmente cierto, somos devotos, somos amantes del Cristo Moreno, del Cristo Nazareno… ¡Que herencia tan hermosa la que hemos recibido!
En una pequeña capilla del Km. 11
del distrito de Comas, hace más de 50 años se reúnen un grupo de hermanos y
hermanas para rezar, para orar, para leer la Palabra de Dios, para dialogar o
simplemente para saludarse. Ese encuentro ha marcado la vida de cada devoto, de
cada devota del Cristo de los Milagros. Pensándolo bien es un encuentro de
personas, cada una con sus quehaceres, sus tareas, sus responsabilidades, sus
preocupaciones. Pero sobretodo, cada una con una fe grande en este Cristo Jesús
a quien contemplamos en la Cruz, como un don del amor de Dios. Porque solo un
Dios Amor es capaz de hacer este tipo de cosas tan radicales, tan profundas,
tan humanas, no solamente divinas: Dar su vida por todos, morir por decir la
verdad, morir por denunciar lo que no era justo.
Gracias a la Hermandad del Señor
de los Milagros del kilómetro 11 de Comas, nos pudimos encontrar un grupo de
jóvenes que viviendo a unas cuadras de la capilla, como así lo llamábamos
siempre, decidimos organizarnos y formar un grupo de jóvenes. Recuerdo por esas
fechas, a pocos meses había llegado a la Parroquia Santiago Apóstol, un nuevo
párroco. Se llama Francisco Zutta Gallegos… ¡muy difícil olvidar su nombre…, le
decíamos Panchito!... Claro, con todo cariño. Espero hacer buena memoria: era 8
de octubre de 1990.
Un año para nunca olvidar. Acabábamos de vivir el primer gobierno de Alan García Pérez. Los toques de queda, los apagones, la violencia que vivía Lima, sobretodo el Cono Norte, era pan da cada día. Recuerdo que lo más rápido teníamos que regresar a casa después de las novenas porque empezaba el toque de queda. Sobre todo la parte alta del kilómetro 11, la muy conocida Balanza. Muchos hablaban hasta demás. En varias parte del Perú era terrible: la violencia, las bombas, la zozobra, "tanto de un lado como del otro". Fueron tiempos que marcaron nuestras vidas.
Es en este contexto que decidimos
juntarnos. La fe nos sostenía. Una fe puesta en Jesús, con un rostro juvenil.
Si más no recuerdo no era fácil para nadie este movimiento juvenil que empezó a
crecer. Ya el día 11 de octubre empezaron a sumarse más integrantes. Hasta
dentro de la Hermandad no fue fácil aceptar este entusiasmo, esta energía que
brotaba. La Iglesia se convirtió en el lugar del encuentro. Ni para Panchito era
fácil aceptarlo. Yo vivía con él ese tiempo en la parroquia. Me decía: “esos
jóvenes palomillas, solo vienen a hacer bulla, a portarse mal…, no los quiero
aquí”. Sin embargo, igual decíamos nosotros que contra todo seguiremos juntos.
Aquí la presencia del hermano Luis García Tardillo fue muy importante. Él fue
quien nos acompañó todo este tiempo. Dialogó mucho con Panchito por nosotros. Su
presencia era para todos como el de un padre.
Crecía el grupo. Era inevitable,
iban y venían más jóvenes. Se formó una directiva. Aquí viene el grato recuerdo
de Rocío Ferreyra, la primera coordinadora. Recuerdo nombres y varios: Luchín,
Elvis, Susy, Verónica, Marilú, Julio Dulanto, Juan, Mauro, Julián, Marlene, Carlos, María
Luisa, Jenny, Gastón, el recordado Óscar, Jhonny, Janet, Miguel Meza, Olga,
Joel, Emerson, Ruth, Guillermo, Esther, Martín y Rosa, Julio Maldonado, Ligia, Cristina, José
Enrique… entre otros. Comenzaron a venir los más adolescentes a querer vivir la
experiencia con nosotros. Al poco tiempo se formó la Pre – Juvenil. Así le
decíamos, allí estaba: Noelia, Luisa, Angie, Ingrid, Marcos… Poco a poco iba creciendo
el grupo. Cada uno invitaba uno más. Así llegaron Miguel Muñoz, Moisés, Dick, César,
Juan Dulanto, Robert, Jorge… ups no puedo dejar de mencionarla: Sonia
[inolvidable experiencia…]. En realidad somos muchos. Recuerdo cuando murió mi
madre estuvieron acompañándome unos 150 jóvenes por lo menos.
No puedo dejar de recordar y
mencionar a una persona que ha jugado un papel muy importante en la vida del
grupo… ¿sabes a quién me refiero?: A CHARITO !!!
¡Claro…, ella recorría con
nosotros todas las semanas de casa en casa! Así llegamos a visitar casi todas
las casas. Que además de rezar el rosario, recuerdo que compartíamos un pancito
con café y unas cuantas bromas. Sonrío cuando recuerdo a Cheche rezando de
rodillas encima de chapitas porque se portó mal… [Así decían los estatutos…
¿los recuerdan?] Tan exigentes eran las normas que nosotros mismos nos pusimos,
pero igual, no faltaba la palomillada sin ninguna intención terrible. Bueno en
realidad para ser sincero hubo también terribles travesuras. Eran muchas, creo
que por eso que Panchito renegaba con nosotros. Pero allí estábamos dándole vida
a un grupo que nació en el seno de un barrio pobre a las afueras de Lima, en
medio del terror, del miedo, incluso de situaciones que ni nosotros mismos
queríamos hablar. Era el Perú de los inicios de los noventa.
En medio de toda esta experiencia, y lo digo con orgullo, nació ese profundo deseo de ser sacerdote. En ese momento quizás, ni yo me lo creía. Pero igual, Dios es quien llama y hay que responder. Cada joven que vivía conmigo esos años sabe más que nadie, que no fácil los comienzos.
Como un anécdota más: EL
INOLVIDABLE RETIRO EN SANTA ROSA DE QUIVES… jajaja. ¿Quién no recuerda las
campanas al amanecer? No quiero seguir diciendo más detalles de esos días
porque pueden despertar recuerdos, que ahora los tengo y los conservo con
alegría. Eran los momentos propios de un joven que quiere vivir la experiencia
del convivir fuera de la casa.
Son muchas las personas que desde
los inicios nos han sabido acompañar. Hago memoria de un gran hermano. Se llama
Luis Quintana. Era presidente de la Hermandad por esos años. A cada mamá, papá
que confió en nosotros. Algunos ya no están, pero son esos los momentos de niño
o adolescente que uno los recuerda por todo lo que hicieron. Gracias César
Bullón y Mari Rodríguez por sabernos acompañar. Con cariño les seguimos
llamando padrinos, porque realmente lo son. Gracias a cada hermano cargador,
hermana sahumadora. Todos han sabido de algún modo animarnos, otros nos han
jalado las orejas, otros nos han corregido un poco más. Cada uno ha hecho lo
suyo.
Hoy celebramos 25 años de este 8 de octubre de 1990. Solo queda dar gracias a Dios por todo lo que significó para muchos estos años en la Pastoral Juvenil. Un grupo muy original, muy especial. Con su propio ritmo de vida, con su propio estilo de oración, con su propio estilo de hacer pastoral: algunos muy bien llegaron a ser buenos catequistas en la Parroquia, otros han llegado a estar como directivos de la Hermandad, otros son buenos padres y madres de familia, otros estamos fuera del Perú por diversos motivos. Pero lo que es verdad: TODOS Y TODAS SOMOS PASTORAL JUVENIL DE LA HERMANDAD DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS.
Jesús Nuestro Señor ha sabido muy
bien hacer las cosas con nosotros. Cada uno de uds está en mis oraciones. Si
hay algo que nos ha mantenido fuertes y unidos y alegres: ¿acaso no recuerdas
que estando en apuros, de donde sea sacábamos para las chocolatas? Uds lo saben más que yo!!! Ese
algo es la ORACIÓN A DIOS Y A NUESTRA MADRE MARÍA… a Ella le decíamos Charito porque
rezábamos juntos el ROSARIO [de allí la palabra Charito, por Rosario].
Ahora toca compartir con la familia este grato recuerdo: UN GRUPO JUVENIL QUE MARCÓ NUESTRAS VIDAS !!!
Ahora toca compartir con la familia este grato recuerdo: UN GRUPO JUVENIL QUE MARCÓ NUESTRAS VIDAS !!!
GRACIAS A CADA UNO. BENDICIONES A
TI LUCHO GARCÍA, A TODA LA HERMANDAD.
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