DESDE EL CORAZÓN DE LA
AMAZONIA ECUATORIANA
TERRITORIOS INDÍGENAS Y AMAZONIA:
¡LO QUE VALE UN PEINE!
¡LO QUE VALE UN PEINE!
En las sesiones comunitarias ordinarias, exclusivas de los socios, toman
parte muchas veces, la plana mayor de las petroleras, militares y autoridades
ambientales y locales. Donde se pone a disposición todo el baratillo de la
retórica “picaresca” de los relacionadores comunitarios en favor de la compañía
para ganarse la simpatía de la gente, obtener firmas forzadas de los
presidentes de la comuna, compras de conciencia, ofertas de trabajo con sueldos
sustanciosos, amenazas de poner a la comuna y a algunos comuneros en la “lista
negra”…, y otras actividades denunciadas permanentemente. Para la comuna, desbordada
y debilitada por el miedo, la falta de información, ofertas monetarias y
divisiones provocadas, resulta un acoso agobiante del que le es difícil
zafarse.
Cito las resoluciones de una sesión de la comuna de Chiro Isla del 17 de
Mayo del 2011: “1. Condenar la permanente desinformación por parte de la
compañía Petroamazonas referente a los impactos negativos que se van a producir
en las comunidades…” “2. Condenar la división que la compañía Petroamazonas
provoca en las comunidades al utilizar a otros miembros de la directiva para
obtener el permiso de paso…” “5. Rechazar la actitud del Señor Guillermo…,
relacionador comunitario y el Dr. Juan Carlos…, médico comunitario de la
compañía Pertroamazonas por utilizar la coacción, amenazas y desinformación para
obligar a las comunidades a firmar…”.
El Art. 21 de la Ley de Comunas dice: ”Ningún notario podrá extender
escritura pública que diga relación con los bienes colectivos de las comunas,
sin previa comprobación de que se hayan observado fielmente las disposiciones
constantes en el Art. 17. Si llegare a otorgar escritura pública…, tal
instrumento adolecerá de nulidad, a costa de los que hubieren intervenido…,
inclusive el notario y el registrador de la propiedad, de llegar a inscribirse
la escritura”.
No hacer contratos de comodato o prestaciones verbales ni a supuestos
parientes, compadres, instituciones del
Estado ni a compañías. El territorio comunitario pertenece a los socios
legales. La Ley de Comunas permite arrendar por un máximo de 5 años (Art 17, b):
“Arrendar con el voto favorable de por lo menos 4 de sus miembros (Cabildo),
parte o el todo de los bienes en común, con sujeción a la Ley de Reforma
Agraria mediante escritura pública y por un tiempo que no pase de los 5 años”.
Pero el Estado no permite arrendar, expropia a la comuna la tierra que necesita
para venderla a la compañía o usarla indiscriminadamente.
Ningún comunero puede prestarla ni temporalmente ni “gratis et amore”. La tierra es
comunitaria y se necesita el aval escrito e informado de la comunidad para
estas operaciones sobre ella. Se la puede perder, sin embargo, cuando
ingenuamente se permite que alguien la ocupe por algún tiempo sin un contrato
escrito y la renovación periódica del mismo. Al menor descuido el “amigo” que
la prestó apela al derecho de posesión pacífica y se apropia del bien: no
prestar por tanto ni para sembrar, construir la vivienda, montar un pequeño
negocio de bar, comedor, tienda, chongo o taller de mecánica… El área del
territorio es de uso y usufructo comunitario, no objeto de propiedad privada
ajena. Individualmente, no se puede vender.
Sin embargo las tierras comunitarias
donadas con escritura pública a la parroquia, escuela, centro de salud… como
sucede desafortunadamente, pasan a posesión e inventario del Estado. En estas
áreas cualquier persona particular nacional o extranjera puede adquirir lotes y títulos de propiedad. Ya
no son de la comuna, pues las ha regalado. El
estado compra y vende una vez que se hace dueño. A veces son dos y más
hectáreas las que se donan inconscientemente en vez de defenderlas.
Hace algunos años nuestros padres y abuelos lucharon para ser libres de los
patronos, tener la tierra y sus títulos de propiedad con una Constitución que
los defiende y el Estado los otorgó. Desde entonces pertenecen jurídicamente a
la comuna, ya no son del Estado. Actualmente sucede lo contrario, las empresas, las petroleras, los colonos y
el Estado que favorece a las empresas, luchan por tener nuestras tierras ¿Qué
está pasando? Si las lotizamos o donamos las perdemos para siempre. Más bien
luchemos por recuperarlas como la comuna san Jacinto en Pastaza.
La ambición por la tierra solamente ha cambiado de color: antes tenía el
color del patrón blanco y del trabajo esclavo, ahora tiene el color del dólar y
del trabajo por el sueldo mínimo para las petroleras, agroindustrías, el Estado.
Algunos comuneros también sueñan con venderla (vender a su madre) para sentirse
mestizos y platudos. Con la plata ha llegado la explotación petrolera. Por 25
años van a necesitar nuestras propias tierras. En la tierra de nuestros abuelos
nos estamos ofreciendo a trabajar para los nuevos patrones como peones y con
contratos temporales… Después de las petroleras vendrán las grandes
empresas de arroz, soya, maíz, socio
bosque, que ya están organizándose… ¡Los
jóvenes tienen que abrir los ojos antes de que sea tarde!, como los abrieron
nuestros padres y abuelos que conquistaron los títulos de propiedad de los
patronos. ¿Para qué se hicieron dueños? ¡Prohibido olvidar!
Nuestra tierra, convertida en “bloque petrolero” por el Estado y puesta a
“licitación” (venta al mejor postor) a las compañías petroleras, vale millones
en el mercado mundial de valores. Hay un
grandísimo negocio de “bloques petroleros” en el mercado capitalista de los que
se lucran el Estado y las compañías. Los bloques de petróleo (nuestras
tierras), aún antes de sacar el petróleo valen millones en el mercado. En un
negocio como dios manda es la comuna la que debe poner la tierra (bloque) no el
Estado, pues no es de él. La compañía como contraparte pone la técnica. Lo que sucede es que el Estado pone en
venta nuestra tierra como si fuera suya, la compañía compra los derechos, pone
la técnica y se reparten entre los dos. Resultado: ellos ponen y se llevan
todo y la comuna, dueña del capital tierra se queda sin nada. Solo con 20
dólares por hectárea como compensación.
Las comunidades son socias accionistas por derecho. Al poner la tierra se
convierte en uno de los “accionistas” más importantes del negocio petrolero:
aporta con el capital tierra comunitaria, más “la participación en los
beneficios que los proyectos reportan”. (Art.57, 7). La comuna debe rechazar
las expropiaciones, el no reparto de beneficios y el 12% de excedentes
petroleros que maneja el Estado, por ilegales. Cuando hay reparto de beneficios
a los accionistas de una compañía, también debe haber reparto al accionista
comunidad por su capital en tierras. La comuna no pide el petróleo, sino lo que
le corresponde del capital suelo que es suyo.
El Art. 57, 7 dice que la comuna “participará de los beneficios que esos
proyectos reporten…” La historia de esta “participación” y reparto de
utilidades petroleras ha tenido un accidentado recorrido en estos últimos
tiempos de socialismo del siglo XXI. Hasta hace unos años las utilidades se
pagaban directamente a los trabajadores (casi todas las compañías eran
privadas); después el 12 % pasó a los Municipios: ”Los recursos provenientes
del 12% de las utilidades pagadas al Estado por actividades hidrocarburíferas
generadas en el año 20l0, serán distribuidas a los GAD durante los años 2011 y
2012”; actualmente este monto más los excedentes petroleros los maneja Ecuador Estratégico E P que tiene
el objeto de: “planificar, diseñar, evaluar, priorizar y ejecutar planes, programas
y proyectos de desarrollo local o infraestructura en las zonas de influencia de
los proyectos de los sectores estratégicos”,
Nos hemos dejado
convencer por las promesas de dinero fácil de los millonarios y deslumbrantes megaproyectos.
Nos hemos vendido por un mínimo sueldo de 342 US$ al mes, con un contrato
eventual como peones y sin estabilidad. Hemos vuelto a trabajar hoy en día en
nuestras propias tierras, como en los tiempos de los patronos (hace 50 años
solamente los botaron nuestros padres y abuelos) para las empresas que buscan
posesionarse de los territorios; con el peligro de perder el sustento diario
para la familia, los territorios por la expropiación, el agua por la
contaminación, la juventud por el alcoholismo y a nuestras mujeres por la
prostitución.
¿Qué podemos hacer?:
Mantener nuestro territorio y nuestras comunas organizadas, que no nos dividan.
No perder la tierra por lotización, donación o venta, porque es nuestra y de nadie
más. Perderla es quedarse con una mano adelante y la otra detrás, sin nada. No
firmar los papeles que nos presentan sin un buen asesoramiento, pueden ser una
trampa mortal. No caer en los vicios que
nos trae el sistema: alcoholismo, prostitución, violencia, dependencia de la
plata y el “mishu pahu”.
Achakaspi
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