lunes, 15 de abril de 2013

¿ESTAMOS PREPARADOS PARA LAS NECESIDADES DE MAÑANA?


¿ESTAMOS PREPARADOS PARA LAS NECESIDADES DE MAÑANA?


Por Jack Mac Carty, OPRAEM - Médico Jefe de la Micro Red de Salud del Napo

En su libro, ¿Amazonas: qué hacer?, el autor, Marc Derrojean, Ingeniero Forestal Peruano de renombre mundial, observa que ningún plan para el desarrollo de la Amazonía desde el tiempo de los colonos o los gobiernos del Perú ha traído otra cosa que deforestación y destrucción.
Nuestro entorno está cambiando rápidamente, tan rápidamente que no estamos preparados para las necesidades de mañana. Las dos fuentes más fuertes de trabajo, a parte del trabajo en la chacra familiar, son la llamada, “madereada”, y el trabajo con los petroleros. La primera, por ser “informal” no guarda estadísticas, pero ha ocasionado más muertes que los trece recién ocasionadas, unas muertes directamente en el trabajo, otras en violencia entre los trabajadores y los cocaleros que buscan esconderse entre ellos. Y no solo estas muertes están asociadas con el trabajo de la madera.  Han sido numerosas las fracturas de columna que ha dejado a jóvenes paralizados.

Sin mencionar los cambios trágicos con la deforestación rápida, sin planificación y sin ningún esfuerzo de reforestación, la ausencia de los padres de familia en la casa por tiempos prolongados mientras trabajan en el bosque o en el campamento petrolero, ha cambiado la experiencia de “familia” para las mujeres y para los niños. La familia naporuna ha sido deteriorada. Una marca indeleble en la experiencia de nosotros que trabajamos en salud es el número elevado de madres adolescentes que no tienen una relación estable con el padre de su hijo. Nos encontramos con la necesidad de realizar cesáreas por niñas embarazadas cuyos pelvis no son suficiente maduros para permitir un parto normal. Los padres son trabajadores de la madera o petróleo, de lugares distantes en Perú. ¡Las madrecitas ni saben sus apellidos de los padres de sus hijos!

 
Sentimos mucho las muertes trágicas de los 13 hombres, durante su traslado en helicóptero a su nuevo lugar de trabajo, la mayoría padres de familia. Para sus familias la pérdida es inmediata y permanente. Nunca volverá a ser “normal” la vida.
Nos unimos en oraciones con las familias de las víctimas del accidente y con los dirigentes
de las compañías responsables.
 
 
 
No estamos preparados para recibir o tratar a los accidentes industriales de madera o petróleo. 
No hay comunicación.
No hay transporte rápido.
No hay cirujanos de traumatología. 
No hay centros de quemaduras.
No hay psicólogos para los que sobreviven tragedias…
No hay colegios que ayudan a los escolares a entender lo que está pasando entre nosotros.
 
 
Se nos viene otra campaña electoral. ¿Será otra borrachera transeúnte…pueblo a pueblo con cilindros de “agua ardiente” o será un reflexión seria de lo que es “desarrollo humano” y quienes somos nosotros?

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