Por Aldo Samamé, OMI
Mirando y contemplando sus caritas, sus sonrisas y el deseo de buscar algo más para sus vidas, esa alegría que nace de lo profundo y que se desborda en el compartir espontáneo. Esa chispa que inquieta e impulsa a aprender. Desde este encuentro, el sentimiento que me inundaba era sentir la esperanza de seguir abriendo nuevos caminos, donde la inocencia de los niños y su alegría nos enseñan a seguir remando a pesar de la corriente y las tormentas. Pues los niños son verdaderas semillas de esperanza, donde gracias a la presencia de nuestra comunidad oblata, se puede seguir preparando la tierra y seguir sembrando la alegría de ser dignos de Vida, portadores de una bella identidad naporuna, arquitectos de un futuro novedoso y lleno de humanidad.
Digo preparando la tierra, porque considero que en el Napo se necesita seguir agarrando el machete, la pala, el pico, y así preparar la tierra de nuestras vidas, de nuestro ser para seguir sembrando el mensaje de la BUENA NUEVA de CRISTO en cada hermano/a. en cada niño y niña. Siento que el esfuerzo y la animación que nuestros hermanos oblatos dedican en la evangelización se orienta a ser estos promotores de esperanza y de vida digna en nuestros hermanos naporunas.
Dentro de la vivencia del proyecto RECREARTE, es profundamente maravilloso saber y decirlo, que la misión que nuestro hermanos oblatos realizan tiene mucho del tinte comunitario y de comunión. Esto se ve reflejado en el trabajo compartido, tanto de los oblatos como de la comunidad parroquial y personas solidarias que se unen al servicio, y de manera muy especial de los jóvenes que comparten su tiempo y sus dones. Por ello, es conveniente resaltar la fidelidad y perseverancia en llevar adelante la Obra Misionera, ya que se hace del proyecto un verdadero lugar de encuentro y de celebración de la vida.
Puede parecer algo sencillo este trabajo, y hasta otros pueden decir que es pérdida de tiempo invertir en los niños/as, o en algún otro trabajo pastoral, pero desde lo más profundo de mi ser y con toda la sinceridad, digo que es algo que no tiene muchas palabras de explicación, ya que son limitadas. Sólo puedo decir que es un Signo profundo de esperanza y que reaviva la vida de otra manera. Por lo tanto es capaz de llenar la vida de esa alegría que los niños y niñas nos contagian. Y se cumple lo que decimos los Oblatos “Los pobres nos evangelizan…”
Finalmente puedo decir que al hacer memoria de lo vivido en RECREARTE, sea en este año como en otros años, me llena de alegría, esperanza y entusiasmo por seguir en la misión, abriendo nuevas trochas y abriendo la vida para ser mejores personas y verdaderos cristianos. Agradezco a mis hermanos Oblatos por donar sus vidas en este bello servicio de entrega incondicional que realizan por mi linda tierra naporuna. Les animo a seguir dando pasos, acogiendo las novedades del Espíritu Santo. Abrazos.
FUENTE: BOLETIN ÑUKANCHI LLAKTA N° 18
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