"NO SE PUEDE OCULTAR EL SOL CON UN DEDO"
OPINIÓN TÉCNICA sobre el:
Estudio
técnico: “Delimitación territorial a favor de los pueblos indígenas en
situación de aislamiento voluntario ubicados en la cuenca alta de los ríos
Curaray, Napo. Arabela, Nashiño, Pucacuro, Tigre y afluentes”, presentado por
AIDESEP
redactada por Jorge Gasché, antropólogo,
IIAP/Pbio.
Observación previa: La falta del
mapa en el documento sometido a nuestro examen ha sido un obstáculo importante
a la cabal comprensión de las interpretaciones y argumentaciones geográficas
expuestas por los autores del estudio. Por esta razón, nuestra opinión se basa
sobre la apreciación de los otros criterios manejados por los autores.
El estudio contiene una
recolección cuidadosa de testimonios sobre la presencia de pueblos indígenas en
situación de aislamiento voluntario en la zona estudiada. Las observaciones
directas de índices de tal presencia, efectuadas por los investigadores, en
cambio, son pocas, aunque convincentes, y confirman el panorama general sobre
la presencia de pueblos indígenas en situación de aislamiento voluntario que
nos exponen los testimonios orales.
Los testimonios orales,
acompañados a menudo de referencias a rastros materiales observados e,
inclusive, recogidos, tienen una profundidad histórica que remonta hasta las
primeras décadas del siglo 20 y fundamentan la hipótesis de la presencia actual
de estos pueblos en términos de migraciones y de una progresiva retirada, ante
la invasión de actores económicos nacionales (madereros, cazadores comerciales,
petroleros) hacia los territorios más alejados de las vías de circulación de
estos agentes, hacia las cabeceras de las quebradas más pequeñas.
Las imprecisiones, vacilaciones
e, inclusive, a veces, detalles improbables, que son naturales en testimonios
orales basados sobre la memoria, no quitan la plausibilidad al conjunto de los
hechos atestiguados y reunidos, de manera que nos hemos convencido de la
existencia real de los pueblos indígenas en situación de aislamiento voluntario
en la zona estudiada.
La observación, reportada por los
testigos, de señales materiales puestos en medio de los caminos de los
cazadores o madereros indica la clara voluntad de estos pueblos de rechazar el
contacto con la sociedad nacional. La huída regular de los indígenas
fortuitamente encontrados por madereros o pobladores de la zona indica la misma
voluntad.
Los ensayos de identificar los
pueblos en aislamiento voluntario con etnónimos y familias lingüísticas
atestiguados en documentos históricos (desde los relatos de Jesuitas hasta la
etnografía de Tessmann) son interesantes y fundamentados hasta donde lo
permiten las escasas fuentes.
Los fundamentos ambientales y de
uso de los recursos naturales, que constituyen la segunda parte del estudio,
aportan datos climatológicos, pedológicos, biológicos y ecológicos provenientes
de zonas vecinas o de estudios generales sobre la Amazonía. Los inventarios y
estudios realizados por un equipo del IIAP en la cuenca del río Pucacuro, que
es parte del territorio de refugio propuesto, hubieran merecido ser tomados en
cuenta. En cuanto a la descripción de las prácticas de uso sostenible del
bosque de los pueblos indígenas en situación de aislamiento voluntario, hubiera
sido más clara la posición de los investigadores si hubieran declarado
explícitamente que en su estudio se trata de extrapolaciones a partir del
conocimiento antropológico general existente sobre el modo de uso de los
recursos naturales de los pueblos indígenas tradicionales de la Amazonía, ya
que ningún investigador, hasta la fecha, ha podido observar a los pueblos en
cuestión en sus actividades sociales y culturales diarias. Esta crítica, sin
embargo, no desmiente el cuadro cultural general – tecnología, conocimientos,
conductas personales – que da el estudio de las relaciones equilibradas y no
depredadoras entre una sociedad indígena tradicional y el medio natural,
Tal
vez, para dar mayor peso a sus observaciones y argumentos frente a las
instancias del Estado, hubiera sido conveniente verificar el impacto de los
pueblos indígenas en situación de aislamiento voluntario sobre el bosque a
través de un análisis cuidadoso de vistas de satélite de última generación a
fin de, por un lado, identificar los puntos de vegetación secundaria debidos a asentamientos
antiguos, y, por el otro lado, detectar casas o ranchos, chacras y purmas
recientes que testimonian de la presencia y ubicación actuales de estos grupos
de familias indígenas. Tal esfuerzo hubiera probablemente exigido mayores
gastos financieros, por lo que podemos entender que no se lo haya hecho.
Pero aún sin este aporte de
observaciones y datos de la teledetección, estimamos que el estudio comprueba
de manera convincente la existencia actual de pueblos indígenas en situación de
aislamiento voluntario en las cabeceras de las quebradas afluentes de la ribera
derecha del alto Napo y de la ribera izquierda del alto Tigre.
El peligro de muerte, hartamente
conocido e históricamente atestiguado desde varios siglos, que corren estos
grupos indígenas sin contacto o con un contacto sólo muy esporádico con la
sociedad nacional, cuando los actores económicos nacionales se les acercan de
manera más frecuente o duradera, consiste en el contagio de enfermedades,
contra las que estos indígenas no tienen las defensas inmunológicas que amparan
a la población nacional.
En función de este criterio
humanitario y de todo el marco legal, referente a los derechos indígenas
reconocidos por el Estado peruano y expuestos con detalle en el estudio
evaluado, recomendamos a la Alta Dirección del IIAP brindar el apoyo
institucional que conviene a la iniciativa de AIDESEP de solicitar del Estado
peruano la creación de una Reserva Territorial a favor de los Pueblos en
Aislamiento Voluntario de los ríos Napo, Curaray, Tigre y Pucacuro. Tal apoyo
es congruente con y complementario a la propuesta de Reserva Comunal del
Pucacuro que un grupo de investigadores del IIAP/Pbio viene elaborando e
implementando con cinco comunidades kichwas del Tigre desde varios años.
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